Sí, alguna vez has recibido una capa, un lastre, un regalo heredado; y que de verdad no deseamos pero aún así se trasporta, son las ropas de la mediocridad…
Alguna vez hablé con un señor muy viejo y muy sabio, y no es por presumir, pero su conocimiento era evidente. Cuatros heridas de bala, huesos quebrados en pleitos, y marcas en la cara. Y aún así, mostraba una sonrisa clara, sincera, y hasta contagiosa. Y así, él me habló de esto: La mediocridad es sin duda una gran comodidad. De verdad que en ese momento no lo entendí. Pues yo le preguntaba que cómo era posible que nos agradara tenerla; que si conocía, o si había personas que lo pedían de verdad con fervor. Él me dijo que sí.
Me habló de cómo él la relacionaba con un abrigo, con un saco. Con una cama suavecita, con un aroma no bueno, pero tampoco malo. ACEPTABLE. Con una textura no del todo deseada, pero que tampoco picoteaba la piel. Con una imagen aparentemente seductora, pero con muchas imperfecciones en la construcción. Simplemente: ACEPTABLE.
Y me decía que cuando nos acostamos en una cama como esa, para ser la mejor cama del mundo. No es lo mejor, y lo sabemos, pero que la comodidad que tanto ostenta a la vista, y sus tratos decentes en la experiencia, nos hace simplemente no querer movernos.
Ante su explicación, callé. No había manera de que yo pudiera tratar de objetar. Entendía que había mucha gente en posiciones difíciles ante la adversidad. Pero también pude pensar en que todos podemos elegir, aunque sea en modos pequeños al acto pero grandes al espíritu; tales como un mentalidad diferente, el deseo, EL CORAJE. Mejor me levanté de mi asiento, y asentí al darle la mano y aceptar su experiencia. GRACIAS, dije.
Hoy, quiero compartir mi experiencia, de que a alguien que lea, y pueda serle también de utilidad. Tomen lo que sea necesario, condiméntelo con su sabor característico. Ese que solamente cada ser vivo posee. Y después… SABORÉENLO. Y cuando puedan, compártanlo con alguien más. Espero ser algún día, uno de ellos. Hoy, les comparto de mi platillo, y espero cocinarlo mejor la próxima vez. Deseo, les agrade. PROVECHO.
Adolfo Bedoy.