Escribo esto inmerso en la sorpresa al enterarme que el concierto que Klaxons ofreció en el Teatro Estudio Cavaret la noche del 30 de enero fue el último que la banda de indie rock inglesa ofrecería en su trayectoria que apenas había arrancado en 2005.
Dentro de estos diez años de carrera fueron publicados tres larga duración: Myths Of The Near Future (2007), Surfing The Void (2010) y Love Frequency (2014), siendo este último el que tuvo mayor presencia durante su presentación en la perla tapatía, que por cierto fue la más larga de los tres en su paso por México. ¡Qué digo por México, fue el más extenso de todo el tour! ¡Tocaron 23 canciones, Dios mío, eso no se vio ni en la despedida de su natal Londres!
Las pocas personas presentes en el foro fueron suficientes para que Jaime Reynolds, bajista y frontman del grupo mostrara una sonrisa de satisfacción en su rostro agotado por las pesadas noches pasadas; sabía que todo estaba acabando de la mejor manera. Esas pocas personas pertenecen al pequeño pero asiduo grupo de fanáticos que no pararon de cantar a gritos los contundentes temas que caracterizan a Klaxons: su peculiar fusión llamada “new rave”, nutrida por la agresividad del punk y electrizantes melodías. Gritos desgarradores, que seguramente dejaron a más de una garganta afónica a la mañana siguiente.
Además de que Love Frequency, su entrega de estudio más ligero y bailable, fuera la más tocada por el obvio motivo de su promoción como más reciente estreno, lo que dio valor a la velada fue traer al presente las canciones de su LP debut y ganador del Mercury Prize en 2007, cuando Klaxons todavía era un cuarteto: las severas ‘Atlantis To Interzone’ y ‘Gravity’s Rainbow’ fueron de las primeras que se escucharon, celebrando que esta semana Myths Of The Near Future cumplió 8 años desde su lanzamiento.
Cuando ‘There Is No Other Time’ llegó, presté más atención todavía ya que el tema, a pesar de ser uno de los más cercanos al pop electrónico que ha compuesto la banda, sonó al nivel poderoso logrado por la alta sobrecarga del Rickenbacker que Reynolds alzaba como si fuera Boddy Holly y los riffs progresivos de la guitarra zurda que toca Simon Taylor-Davies, quien pasó la noche concentrado en lo suyo, ocultando su rostro con la melena y mirando hacia sus cuerdas, apenas dedicando una sonrisa y un brindis en un par de ocasiones a sus seguidores.
Todo lo contrario, James Righton fue el más amigable con su público: fue el que los invitaba a aplaudir en cada momento que se prestaba. En un par de canciones intercambió su keyboard por el bajo con Jamie y se atrevió a hablar en español en algunos momentos, siendo el más íntimo cuando confesó “esperamos mucho tiempo para venir a tocar para ustedes, así que esta canción se las dedicamos” y se dieron cuerda con ‘Golden Skans’. Juntos fusionaron sus voces sin conflictos para traer fielmente al directo lo grabado en estudio.
Los tres, vestidos de blanco y apoyados por el baterista George Latham, siguieron interpretando una y otra, pasando por la homónima a su último disco a ‘Magick’, ‘Atom to Atom’ y ‘Echoes’, una emotiva que se desprende de su segunda placa, hasta llegar a ‘Rhythm of Life’ para tomar un breve descanso.
Para el encore las elegidas serían ‘New Reality’, ‘The Bouncer’, un tema original del dúo británico Kicks Like a Mule que resultó ser el clímax de la presentación por una pausa en la que toda la banda se quedó congelada por unos segundos, excepto Jaime Reynolds quien encendido por la respuesta de sus fans sólo se vio obligado a incitar todavía más a los gritos que rompieron en éxtasis para continuar con la visionaria ‘Four Horsemen Of 2012’.
Al final llegó el rasposo intro de ‘It’s Not Over Yet’, reversión del éxito noventero que los DJs Paul Oakenfold y Steve Osborne, junto a la cantante de jazz Dominique Alkins, crearon con la firma de Grace, y que Klaxons giró a su manera para convertirla en una de las piezas mejor logradas de su primer disco. Perfecta para consolar a su público, cantarles “no se ha terminado aún”, “no me abandones” y “recuerdame”, porque este fue el último concierto de Klaxons.
Por Daniel Rincón – @LamesadelRincon
Fotografías de Diego Rodríguez para Ka Volta