Tras ocho años de ausencia en México, la banda británica compuesta por las dos parejas de hermanos, los Gannons y los Stordart, se presentaron en el Teatro Diana, por vez primera en Guadalajara con un show cálido, íntimo y emotivo.
En primer plano, quiero aclarar que estoy consciente del origen de los hermanos Stodart, nacidos en el Caribe, y los hermanos Gannons, de descendencia irlandesa, pero como todos sabemos fue en Inglaterra donde se conocieron y formaron el cuarteto de estilo musical armónico y rock clásico. Un estilo muy “a la inglesita”.
Si bien este domingo casi todas las miradas estaban puestas en el Clásico de fútbol nacional más importante, y que además se jugó en tierras tapatías, unos pocos tenían reservada la tarde-noche para disfrutar, por primera vez en Guadalajara, el sonido en directo de The Magic Numbers.
Antes de que oscureciera, en el Teatro Diana teloneó la nueva banda tapatía que se presenta con el nombre de Pumcayó. Una propuesta interesada por una estética incomparable en el circuito mexicano, mezclando música folclórica, con el rock y la psicodelia. Menos elementos eléctricos, más instrumentos acústicos y una técnica democrática sin protagonismos.
A esa hora, el juego entre Chivas y América había concluido con un amargo empate. Pero en el Teatro Diana apenas comenzaba lo más emocionante de la noche. Emocionante en el amplio sentido de la palabra como efecto de las conmovedoras, sentimentales y acogedoras canciones de la agrupación británica que regresaba a México ocho años después de su participación en la edición 2007 del Festival Vive Latino.
Es cierto. Con atrevimiento confieso que desde su primera canción, ‘The Pulse’, The Magic Numbers hace que recuerdes al cuarteto de Liverpool. Al terminar este primer tema, los aplausos del público se dejaron ir feroces contra los músicos sobre el escenario, quienes agradecieron recíprocamente con una versión alterna de ‘Forever Lost’, más acorde con la nueva etapa de la banda.
Sólo algunas personas, no más de media docena, pasaron la mayor parte del recital bailando, cantando y aplaudiendo de pie. El resto lo hizo desde la comodidad de sus asientos asignados en el vanguardista teatro, que resultó ideal para las características sónicas de las dos parejas de hermanos, a pesar que tal vez para un músico, el hecho de ver a su público tirado en la butaca no sea lo que pensaba cuando componía cancones como ‘Love’s A Game’ o ‘You Know’.
Sin embargo, la interacción jamás paró. Hubo una conversación continua entre el grupo y sus seguidores: por su parte, Romeo dedicó tiempo suficiente para charlar entre las presentaciones de cada tema y las personas trataron de responder con gritos, por ejemplo para dar apoyo cuando la guitarra acústica no funcionó como debía y después de algunos intentos fallidos Stordart declinó por dejarla de lado; o con los silbidos y piropos que se escucharon hacia su hermana Michelle, que por un momento dejo su bajo para cantar su canción ‘Will You Wait’, toda sonrojada, y hasta probar suerte con la maldita guitarra resistida.
También Angela demostró el poder de su voz en más de una canción, y además de ejecutar los arreglos desde su teclado o su melódica y aplaudir para animar a que sus seguidores los acompañaran con las palmas, también le hizo segunda en las percusiones, con el carillón y un tambor, a su hermano Sean Gannon.
Los ánimos y los ritmos cambiaron frecuentemente, como en la vida misma que no todo es o tranquilidad o adrenalina, sino que cada una tiene su turno. Así también revisitaron hasta sus discos, desde el debut homónimo que editaron hace diez años hasta Alias, el más nuevo que justamente se encuentran promocionando.
Antes del final vino la acertada combinación de los éxitos ‘Take a Chance’, que fue otras de las cambiadas para encajar con las nuevas canciones, y ‘Enough’, con un resultado sin lugar a dudas divertido y menos meloso que como en el disco, para lograr por fin que todo mundo dejara sus asientos y se pusiera a bailar.
Ya picado, el público exigió el regreso de la banda, y estos compensaron con una dedicatoria especial: la canción ‘Anima Sola’ que refiere con “llegar a México antes de morir”, para por fin concluir con una versión fiel de ‘Mornings Eleves’, justo como suena en el primer álbum, que todavía lo escucho y me suena muy “a la inglesita”.
Texto por Daniel González Rincón – @LamesadelRincon
Fotografías de Noé Blanco para Ka Volta