Por: Sara Azulvide | Fotografías de KaraOkulta.com
Jorge Suárez, cofundador de KaraOkulta, grupo que se dedica al desarrollo de apps y videojuegos, argumenta y defiende el porqué es importante para los programadores y diseñadores que buscan crecer en el medio creativo que recuperen su fe en el poder monetario.
Ponencia “Qué hacer para crear tu estudio de videojuegos y lograr que Cinépolis invierta en ti” de Jorge Suarez
Escenario “Marte”
“Hay mucho talento allá afuera, hay mucho dinero allá afuera y nuestra realidad la determina su enfoque, hay gente chidísima. Siempre vamos a trabajar para alguien (…) aquí lo importante es trabajar para alguien que sea más fregón que nosotros y que nos ayude a hacer las cosas más rápido, más fregonas”, explica el ponente al poner como ejemplo la colaboración de KaraOkulta con la empresa Cinépolis.
Con el término “espartanos” hace referencia a los entusiastas que no desisten en la -a veces- compleja labor de conseguir ser remunerados en la rama creativa del desarrollo tecnológico. Llama a la audiencia a acudir, participar y buscar, en todos los espacios que se abran a este público, cualquier oportunidad: “Vayan, háganlo. Porque no saben si ahí va a estar quien los va a ayudar. Y en su cama no va a estar, eh. Bueno, quién sabe (risas). Olvídate de pegarte aquí al computador y ponte a platicar de videojuegos en un bar, ¡Eso es empezar algo! Pónganse a hacer algo”.
No sólo es importante hacer algo, sino terminarlo, reitera con insistencia. Generar contenidos de esta clase “exige pasión, exige amor, porque lo vas a odiar. Vas a odiarlo cuando tengas más de cinco años trabajando en esto y sigas comiendo Maruchan”, asegura al hacer alusión a su experiencia personal cuando era un “joven en calzones con una computadora”.
Aunque admite que la personalidad perfeccionista de muchos programadores es una pauta que influye en la demora de sus proyectos y sus constantes deseos de dimisión, reconoce también que en ocasiones su organización tuvo que optar por la cantidad encima de la calidad, pues son circunstancias que suelen presentarse cuando trabajas para empresas muy demandantes: “Es algo que pasa, algo que tienes qué hacer. No quiero que me vean como un cerdo capitalista, espero que lo vean para bien, son cosas que les van a pasar si quieren tener un inversionista, que al fin y al cabo va a ser un motor de su proyecto”, dice al hacer alusión a otra de las consecuencias del dinero en el trabajo, no sólo como elemento honorario, sino como un factor que determinaría las prioridades de este.
Según cifras del año 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) el sueldo promedio de un programador es de diez mil pesos al mes.