“Buenas noches, yo quisiera dedicarles este concierto a todas las víctimas de esta terrible tragedia en México”. Fueron las palabras que se esbozaron en el escenario del Teatro Diana a las 21:07 horas, mientras el público recibía y aplaudía con total algarabía a Lila Downs, a lo lejos un grito de “viva México” provocaba el aplauso y la respuesta de ¡Viva!
Fotografías de Ana Cristina Rodríguez
“Mezcalito”, es la primera canción de la noche, misma que termina cerrando con la frase: ¡Qué nunca muera México!,
“Humito de Copal”, es la encargada de continuar la noche, con un ritmo de cumbia muy latina, y Lilla tocando el güiro, Downs grita “Dedicada a todos los periodistas a lo largo de nuestro país que trabajan en la línea fuego”. Al terminar el tema, Downs no pierde tiempo y comienza “La Iguana”, tema en que además de mostrar sus características voces en los que puede pasar de un falsete alto y agudo a una entonación suave y estridente a la vez, esta canción domina y sobresale debido a un solo de baile que ejecutan dos bailarines y la misma cantante.
Uno de los momentos más íntimos de la noche llega al finalizar “Lágrimas de sal”. Lila se acerca al micrófono y desde el público se escucha un grito “Lila te amo”, “y yo a ti cariño” le grita la cantautora mientras le manda un beso a su seguidor, siguiendo con una pequeña charla histórica y contexto político hacia las políticas racistas del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos de América, Downs comenta que el siguiente tema está dedicado al Benemérito de las Américas, la misma titulada “El Son de Juárez”, va tocada para Benito Juárez.
Tras un par de temas más, es turno de “Gota de mezcal” Lila toma uno de los regalos que seguidores dejaron, mientras agradece tanto el aprecio, toma específicamente una botella de tequila, mencionado, este no es mezcal, este es el original, abre la botella y le da un pequeño trago a su presente.
“Vámonos”, es el tributo de Downs hacia José Alfredo Jiménez, tema en el que los arreglos de su percusionista hace unos arreglos impresionantes, a media pieza reta a un duelo a sus acordeonista vs violinista, solo vs solo, las teclas atacan, las cuerdas responden, sonidos nacionales, country y clásicos, poder a poder, nos obstante a punto de terminar viene el arreglo más emotivo para los tapatíos. El trompetista se postra en medio de los dos protagonistas y comienza a tocar las notas de “Guadalajara”, provocando la explosión de la audiencia.
“Paloma Negra”, está en escena y sin lugar a dudas se puede etiquetar como uno de los temas favoritos del público, el coloso de Avenida 16 de Septiembre, canta a todo pulmón, apenas se escucha un pequeño acompañamiento del bajo, guitarra y percusiones, pero Lila y su gente cantan sus coros a capella.
Luego de una noche sumamente atractiva, cariñosa e íntima y casi hora y media de concierto, Lila Downs, entregó a Guadalajara una velada especial, única y de mucha unión para los momentos difíciles que atraviesa la nación, en lo que sin duda pudo haber sido para Guadalajara una oportunidad de solemnidad y unión el haber recibido a una cantante que se caracteriza por cantarle al amor y la unión entre los pueblos justamente en un momento en el que la nación muestra unidad y un solo objetivo ante la adversidad.