Elliot Moss se presentó por primera vez en nuestro país con un proyecto caracterizado por su sofisticación y sencillez. El joven cantautor por fin visitó Guadalajara, luego de reagendar el show que originalmente se tenía contemplado para octubre del año pasado, y la espera valió la pena.
Por Joana Rubio, fotografías de Noé Blanco Para Kä Volta
La noche del 24 de febrero el Rooftop del C3 fue una vez más el escenario para una velada de talento, un show que formó parte de las Future Sounds organizadas por ACK Promote,y como ya es costumbre con esta promotora tapatía, el concierto fue un desfile de talento, comenzando con una gran revelación que a todos nos dejó con la boca abierta: El Lázaro.
Este trío local le pone el acento a las íes con su propuesta popera- melancólica – oscura, su presencia en el escenario y las letras de sus canciones causan escalofríos, incluso me atrevo a decir que fueron la banda perfecta para calentar motores, ya que además de demostrar que en Guadalajara siguen naciendo bandas geniales, su estilo encajaba perfecto con el mood que después Elliot Moss se encargó de explotar.
Moss en vivo es una experiencia maravillosa, todo pero absolutamente todo en su presentación es sorprendente, desde la sencillez del mismo, que deja en claro que no es necesario un gran escenario o un espectáculo de luces y bailarines para introducirte a un viaje musical de calidad, justo como en la vieja escuela dónde sólo era una convivencia entre el músico y la audiencia, esto le exigía a todos los artistas a perfeccionar sus propuestas para tener al público cautivado.
El setlist fue un sueño para los fans ya que pudieron escuchar desde sus primeros éxitos como Slip y Best Light, hasta lo más nuevo como Closedloop, viviendo toda la euforia de encontrarse frente al singular estilo del newyorkino, que nos recuerda a un escultor que pule el mármol hasta dejarlo suave y sin impurezas, aunque es un hecho que aún no nos muestra su obra terminada en todo su potencial.
Al final del concierto no puede evitar sentirme con ganas de más, y es que si bien Elliot Moss tiene ya trabajada una fórmula exquisita, el joven músico está en proceso de maduración musicalmente hablando, si bien su sonido es sumamente fino, se nota un tanto mecánico en su interpretación situación que bien se puede deber a su corta edad. A pesar de esto, la noche le quedó corta a Elliot Moss, quien dejó a sus seguidores ávidos de más música.