“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”.
– Aldous Huxley.
Cuando hablamos de nuestro aprendizaje en este planeta, y lo revocamos al ámbito musical, definitivamente me viene a la mente una banda como ANGRA. Resulta bastante interesante el poder apreciar todo su proceso musical en los casi 30 años que tiene activo el proyecto. Cambios trepidantes de integrantes, estrellas consagradas en el campo musical en el que se desempeñan, situaciones desfavorables, éxitos, etcétera.
Por Adolfo Bedoy
Fotografías de Alejandro Becerra para Kä Volta
Sin embargo, dejando todo esto de lado, el pasado 13 de junio, en el C3 STAGE, un séquito de seguidores ávidos de escuchar buena música y un servidor, fuimos testigos de un evento fuera de lo ordinario en nuestra amada ciudad. Con ustedes, Angra.
Arrancaré hablando sobre todo el multicolor que conforma a la banda. Desde edades, raza, personalidades, complexiones, evolución musical. Inclusive sin un integrante presente (su tecladista). Todos ellos aportan un sentido que logra conformar una banda de la calidad de esta leyenda del metal brasileño. La potencia, entrega y energía del baterista Bruno Valverde, mezclado al sonido y calidad de trío de cuerdas metálicas que vimos en vivo: Rafael Bittencourt, Marcelo Barbosa, y Felipe Andreoli, aunado al manejo tanto de una potente y educada voz como del espectáculo que posee Fabio Lione, encontramos en sí, un acontecimiento nada menos que inevitable para cualquier oído deseoso de algo lleno de calidad y musicalidad.
Durante el evento, todos los asistentes disfrutamos una atmósfera llena de emoción, cantos al unísono y bastante alcohol. Un sonido interesante y con rítmicas dignas de cualquier fan de bandas de un corte más progresivo incluso en tiempos más contemporáneos. Una a una, cada canción encontraba fanáticos cantándola, unos más unos menos, pero siempre atentos a la evolución del concierto. Desde los virtuosos y excelentemente ejecutados solos de cada uno de sus músicos, las coreografías en el escenario, la música estridente y ecualizada, en todo momento el público se mostró agradecido, dispuesto y alegre. Claro está la cerveza fluía a ritmos adecuados a las necesidades. Conforme pasaba el tiempo, todos los seres del lugar disfrutaron su rol y la belleza de la música existió.
Cabe recalcar un detalle el cual pude observar. Bruno, estuvo quejándose de un dolor en la parte del cuello, y aunque siempre estuvieron al pendiente de él, no fue cosa fácil para el baterista. Sus gestos en momentos eran muy expresivos. Su profesionalismo a pesar de todo estuvo presente. En resumen, tuvimos la buena estrella de poder ser parte de una gran experiencia, desde el corte musical hasta personal, la entrega por parte de la banda fue total. Y ni hablar del espectador. Una vez más, Guadalajara puede descansar en paz. Misión Cumplida.
Galería: ANGRA en C3 STAGE