– “No, no, no… ¡Cómo que no me queda el 13… Siempre he sido talla 13!. Me encontraba en los probadores de una tienda departamental y el pantalón que tenía en la mano no me quedaba
Amargamente fui por una talla más grande. Sí, aun con los conocimientos y los consejos que doy en las asesoría de indumentaria, me dolió ir por una talla más grande. Me lo probé. Me quedaba mejor, así que con el orgullo destrozado lo llevé a la caja. Lo pague. No quise comprar más y me fui a casa pensando “ya soy talla 15/16 de pantalón”.
Por: Ana Volta, @anavolta
Para muchas mujeres es muy difícil salir de compras. Muchas tenemos algún “problema” con nuestro cuerpo: que si las piernas largas, que si la cadera, que si la panza, que si las tetas grandes, los hombros anchos o los brazos gruesos. Para todavía tener que enfrentarse a la talla. Y lastimar con cada entrada a los probadores el ego. Repitiendo en la mente: “no soy gorda, no soy tan grande”.
¿Qué es la talla?
La talla es la medida que se le asigna a cada prenda de ropa para estandarizar su tamaño. Sirve como referencia para el comprador. Surgió con la fabricación en masa de la ropa, por allá de los años cuarenta. La talla facilitaba comprar una prenda, y la idea era comprarla para ajustarla en casa a nuestra medida. Ofrecía la parte de tela apropiada más cercana al tamaño del cuerpo de la persona.
En Estados Unidos los números de las tallas estaban basadas en la edad para los niños (como es aún ahora) y para las mujeres en la talla del busto en pulgadas (por eso es 28, 32, 34… etc). Pero no solo eso, sólo se contabilizaba a las mujeres blancas y que tuvieran el cuerpo en forma de reloj de arena (es decir un porcentaje muy pequeño e idealizado). Sin embargo, no existió una regulación sobre las tallas formal hasta 1983, y para entonces el cuerpo de la gente ya había cambiado. (Ahora somos más grandes que hace 70 años).
La comparativa
Algunos días después de que mi ego fuese destrozado la talla, al estar doblando la ropa que había lavado ese día, me surgió una curiosidad: La comparativa. Fui tome uno de los pantalones talla 13 que tengo, lo comparé con el 15/16 y ¡oh sorpresa! El talla 13 era 3-4 cm más grande. ¿Cómo podía ser?
Con la globalización se nos ha dado acceso a las prendas de otros países, pero existe un conflicto, ya que se utilizan los mismos números para etiquetar tallas pero no son equivalentes. Es decir, cada país tiene una serie de tallas estándar según el cuerpo de sus habitantes. Las tallas entre E.E U.U, México, Europa y Asia son completamente diferentes. Existen tablas comparativas entre regiones pero no son de gran ayuda si no conocemos nuestras medidas corporales.
La demanda de moda rápida y el movimiento de grandes volúmenes de prendas, la calidad de materiales, los terminados hace que la precisión de las tallas varíe debido a la necesidad de optimizar recursos y abaratar en donde sea posible.
Herida del ego
Una de las partes preocupantes de este tema, y que es la que más nos duele al final es la que viene de dentro de nosotros: la vanidad. Los estándares de belleza nos motivan a encajar en un tipo de figura – según la época – para ser aceptados y deseados. En las mujeres es aún más marcado, ser grande – y no hablo únicamente de ser gorda – está mal visto. Entonces ser una talla mayor es una catástrofe. He visto mujeres en el probador hacer muecas cuando yo llevo una talla XL.
Además no hacemos juicios racionales al hacer compras, y las mujeres somos las que más compramos por impulso, o para llenar un vacío. Son menos las veces que hacemos compras por necesidad, por lo que al no entrar en una prenda nos desmoraliza inmediatamente. A diferencia del hombre que suele comprar con la cabeza fría.
Después de este incidente dramático en el probador. Evalué mi situación emocional con respecto a mi talla. A partir de entonces aprendí a dejar de sentirme gorda. Decidí adoptar una postura más inteligente Verificar el país de procedencia de la prenda para anticipar si sería más pequeña o más grande en comparativa con la talla que regularmente utilizo. Así evito el sufrimiento. Me he quitado de la cabeza el tema de la etiqueta en la ropa, así que bien compro una talla L, una XL, XXL o cualquiera según quiero que me ajuste al cuerpo.
Y para evitar dramas posteriores al llegar a casa y ¡le corto la etiqueta con la talla! Te invito a hacerlo también.
MANTRA: “La talla me proporcionará información para saber si es la porción de tela que necesito para cubrir mi cuerpo, pero no determinará si mi cuerpo es grande o no.”
Actualización: Marzo 04 2019.
Durante la FIL 2018 un autor me dijo, que siempre era bueno volver a los textos y mejorarlos. Nunca dar a un texto por terminado. Así que decidí revisar este texto y otros textos más en mi columna «Lunes, ¡en tacones!», para mejorarlos. Aproveché esta revisión y le hice una ilustración más apropiada.