Por: Sara Azulvide
La leyenda dicta que una vez que tomas la decisión de montar tu contenido a la web corres el riesgo de que este jamás desaparezca. Por cada like, un thumbnail; por cada check en el apartado “He leído y acepto los términos y condiciones” un año de maldición.
Ponencia de “Derecho al olvido y a la privacidad” de Jorge Rendón – Escenario “Mercurio” #social_media
Jorge Rendón hace una sencilla comparación de la huella digital que dejamos con nuestra actividad en internet: los tatuajes, que si bien son marcas que se pueden borrar, algunas personas aún cargan con la desgracia del horror que cometieron bajo la influencia del alcohol.
“Actualmente hay unos nuevos tatuajes, y esos nuevos tatuajes tienen que ver con los Grandes Datos, tienen que ver, justamente, con la información que existe en internet y que es información acerca de nosotros”, los check-ins, las selfies, rellenar el campo Ciudad de origen, tus estados, tus inbox, a eso se refiere Rendón cuando habla sobre los nuevos tatuajes.
Al día una persona común genera más de cinco mil megabytes de información, miajas de datos que dejamos para ser recogidas por los amantes del big data; en este contexto lo que menos debería preocuparnos es su comercialización, más sí su filtración, pues desconocemos el potencial de viralización que pueda tener cualquier contenido que decidamos compartir inclusive en DM’s o inbox.
¿Qué pasa con esta construcción de nuestra persona? ¿Es un CV sin retorno que no tiene alternativas de edición? Jorge Rendón recuerda el caso de un agente de la policía en Estados Unidos que fue grabado y viralizado con una mujer en el interior de una camioneta durante un momento “cariñoso”, situación que le costó su empleo y reputación. Algo similar ocurre con el sexting y, aunque las soluciones son tediosas y morosas, la recomendación es que cuando se trate de un archivo que pudiera comprometer alguna parte de nuestro cuerpo, lo mejor es realizar las capturas del cuello hacia abajo.
¿Somos lo que publicamos? No, no del todo, pero lo que hacemos público puede darle una idea acercada a quienes nos desconocen: “Ahora nuestra imagen se construye a través de lo que estamos haciendo, sea real o no sea real, y se construye no sólo por nosotros, sino que ahora tenemos la colaboración del spyware, cookies, ahora cada vez es más sencillo infectarnos de estos a través de un clic”, más la infección no es motivo de alarma, los spyware sólo tienen una función: algoritmear nuestro comportamiento a empresas que desean vendernos cosas, aclara Jorge.
Para el año 2014 un perfil en Facebook estaba valuado en un promedio de 140 dólares, por supuesto que por las fotografìas hipster que tomas y subes de tu comida no recibes un sólo centavo de esta cantidad, pero no te sientas tan mal: Jennifer Lawrence seguramente perdió la oportunidad de conseguir un contrato con Playboy, pues su cuerpo hollywoodense en traje de piel circula en la web sin costo alguno.