Por: Ashanti Ahumada | Ilustración de Roacho
Como ya tenía un poco de control sobre mi vida laboral decidí buscar un departamento, eso fue un cubetazo de agua helada, creí que sería fácil y sobre todo barato… no fue ninguna de esas dos cosas.
Después de descubrir que al principio es imposible rentar un departamento porque no tenía un aval, me adentré a la aventura de buscar un cuarto, en Guadalajara hay miles de probabilidades para hacerlo, desde sitios web hasta grupos en Facebook pero el proceso siempre es el mismo, tienes que ir al lugar y dejar que las personas que viven ahí te entrevisten; hasta ese punto creía que las entrevistas de trabajo eran lo más nerve-racking que existía, no lo es, ir a la casa de alguien que no conoces para ver si les late vivir contigo es peor.
Fui a un par de reuniones pero siempre hacía lo mismo, primero analizaba a los inquilinos y trataba de adivinar cómo eran o qué les gustaba, así podía decidir qué ponerme.
Cuando por fin llegaba a la ubicación y tenía que esperar a que me abrieran me sentía sumamente ansiosa, siempre pensaba ¿Y si en cuanto me vea no le late? ¿Y si les parezco ridícula? ¿Ideática? ¿¡LOCA!? Siempre era una pequeña tortura, pero nunca tuve una mala experiencia, las personas que conocí siempre fueron amables y honestas tuve desde “La neta no quiero que vayas a hacer fiestas entre semana” hasta “No quiero que metas hombres” pero nunca fue en mal plan, al final entendí que si decides vivir con alguien debes poner reglas claras. El primer lugar donde viví fue por Patria y Mariano Otero, vivía con dos chicas y siempre fue divertido, una de ellas era platicadora y la otra no, siempre tratábamos de tener todo en orden y limpio. Después fui a vivir con unas amigas en las águilas y al final terminé en mi departamento actual, cerca de Galerías y viviendo con un chico, mi roomie actual es maravilloso, los dos nos preocupamos por tener el departamento presentable y hay una atmósfera de cariño, siempre le digo a todos que él es mi hermano y no es mentira.
Pero nunca voy a olvidar todos esos días en donde no sabía si mi hogar era aquí o en Tepic, ahora tengo la certeza de que mi hogar es aquí en Guadalajara, en Tepic está la casa de mis padres, pero este departamento chiquito es completamente mío, sin entrevistas, sin fiestas entre semana, sin meter a hombres, es completamente mío.