Por: Ashanti Ahumada
Los primeros seis meses en esta ciudad los pasé en casa de uno de mis mejores amigos y con eso resuelto (de forma temporal) mi prioridad era encontrar trabajo.
Guadalajara tiene cientos de vacantes nuevas cada día, pero hay que tomar en cuenta que los que podemos llenar esas vacantes somos miles, entonces la cosa no es fácil. En un mundo los reclutadores revisan un sinfín de CV’s tienes que hacer que el tuyo tenga algo especial, para que pasen de las primeras líneas, los primeros obstáculos que encontré fueron:
1. Yo estudié mercadotecnia y quería trabajar en esa área, pero si ustedes pertenecen a mi rubro sabrán que la mayor parte del tiempo “mercadotecnia” es jerga para ventas, casi todas las vacantes que buscan a un mercadologo son para estar en el área de ventas y no quería eso, been there, done that, got the t-shirt.
2. La experiencia; llegué de Tepic con muy poca experiencia en mercadotecnia, además de que los puestos que había tenido eran en Tepic y no siempre eran puestos “grandes”.
3. La distancia; en Guadalajara hay que tener mucho cuidado, algunas veces encontraba vacantes increíbles, con un gran sueldo, semana inglesa y todas las prestaciones… pero eran en Tlaquepaque. Entonces o tienes claro en cuál zona quieres trabajar o empiezas a mandar tu CV a todos lados y te haces a la idea de que vas a estar haciendo dos o tres horas moviéndote del trabajo a tu casa y viceversa. Yo tenía claro que quería seguir en Zapopan y hacer como máximo una hora de recorrido.
4. Quería ganar mucho; creo que una de las cosas que nos traen a vivir a esta ciudad es la idea de que todos los trabajos son con sueldos buenísimos, que de alguna forma vas a poder pagar tu renta, comprarte un coche, irte de compras los fines de semana, llenar tu despensa y te va a sobrar para salir los fines de semana. ERROR, aunque sí existen vacantes así, es difícil llenar los requisitos para las mismas.
5. No sabía moverme muy bien en la ciudad; gracias a Google Maps llegué a mi destino CASI todas las veces, pero en esta ciudad hay millones de calles, algunas otras cambian de nombre después de cierto punto y las numeraciones no siempre son las mejores, a eso hay que agregarle que no tengo coche y los taxis no son lo más accesible.
Con todos estos puntos claros, comencé mi búsqueda, tuve que cambiar mi currículo que era un documento de seis hojas a algo más “directo”, lo dejé en dos hojas y comenzó la espera, las llamadas, las veces que me perdí, al final o no me convencían o no los convencía y terminé como muchos en esta ciudad, en un call center, pero esa es otra historia.