Para muchos la época más oscura del Caballero de la Noche fue también la más colorida (o incluso ridícula), pero si algo salió bien librado de la transformación del hombre murciélago en un personaje irreverente y satírico, fue un nombre: Adam West
William West Anderson nació el 19 de septiembre de 1928 en Washington; según IMDB, cuenta con 193 créditos como actor, entre los cuáles podemos encontrar trabajos de doblaje, westerns, series de acción, misterio, ciencia ficción; sin embargo, hay un papel en particular que le dio fama internacional: Batman.
Ocurrió en la década de los 60, el público americano le temía a la violencia y la agresión de los cómics y la televisión, lo que llevó a una transformación en muchos títulos populares de la época, Batman no fue la excepción.
Sus narraciones oscuras se transformaron en historias caricaturescas (“aptas para toda la familia”) que llegaron a la televisión; éstas presentaban un humor que no dejó espacio a la sordidez todo producto relacionado con los habitantes de Ciudad Gótica, a la que hoy estamos acostumbrados.
Pese a que esta serie –que duró al aire de 1966 a 1969 (además de una película y años de reruns)– convirtió a uno de los detectives más reconocidos en un señor con mallas y medio fofo, muchos de los que fuimos niños de 1966 a la fecha tuvimos el gusto de conocer al que hasta hace poco todavía llamábamos Bruno Díaz.
El Batman de West era un experto en escalar paredes, deducir acertijos y desarrollar los mejores inventos como los pasos del bati-swing, hasta un bati-repelente para tiburones.
Este actor lleno de carisma y cuyo rostro y voz (no la suya, si no la de quien lo dobló al español latinoamericano)quedará para siempre en nuestro recuerdo.