¿Les ha pasado que escuchan una canción por primera vez y les provoca cerrar los ojos, morderse los labios y decir uufff? Pues eso pasa la primera vez que escuchas a Tino el Pingüino
Por: Joanna Rubio
En México tenemos la mala costumbre de creer que el hip-hop sólo debe hablar de la calle y de la lucha por los tuyos para ser legítimo, Tino nos recuerda que el hip puede hablar de lo que sea y bajarlo del pedestal de gran héroe o víctima para crear un retrato de de la vida, del amor libre, de la fiesta y de las drogas en la capital.
La Ciudad de México (el defe pa´ los cuates) siempre ha sido una ciudad difícil de categorizar, tiene para todos los gustos y la mejor vida nocturna del país ahí se concentra (con la pena es la neta), tiene las mejores garnachas (aunque no tenga queso), por lo tanto el DEFE no se puede retratar en una sola canción, pero Tino agrega su sonido al soundtrack de la ciudad de las garras y los dientes afilados.
Yo descubrí a Tino mientras dejaba que la lista aleatoria de Youtube siguiera su curso y tras la primera línea de Fractúbela, no pude detenerme, su nuevo sencillo es maravilloso, nostálgico y profundo, además sigue siendo fiel a ese acento tan distintivo que lo distinguió desde el comienzo, como de fresa buena onda pero sin ser fresa de verdad.
Analogías inteligentes, humor y funk es parte del universo lírico de este artista que refresca la escena y retrata una ciudad desde lo íntimo, desde la cruda, desde cerrar los ojos en el metro sabiendo que cada paso que damos se pierde en la multitud, Tino habla de la finitud de existir de lo simple que es la vida y de lo sencillo que es disfrutarla.
Su música es aire fresco, es recordar que más allá de las infinitas realidades de la ciudad nos une la misma historia. Si creen que estoy exagerando, pónganse los audífonos cierren los ojos y disfruten.