Aún no se apagaban las luces, y ya se podían sentir la adrenalina y la emoción de los miles de fans que abarrotaron el Auditorio Telmex la noche del sábado 10 de marzo en espera de que el malagueño Pablo Alborán pisara el escenario para cerrar con broche de oro su Tour Prometo 2018 en Guadalajara.
Por Zazil Martínez, fotografías de Antonio Zurita para Kä Volta
Al quedarnos en completa oscuridad, la tensión creció al punto de transformarse, por instantes, en el protagonista: quien daría paso a la verdadera estrella de la noche, a quienes todos estábamos esperando. Y sí, en cuanto Alborán puso un pie en escena y el extraordinario juego de luces lo iluminó, la tensión se disolvió al tiempo que un coro de voces rompía el silencio dándole la bienvenida con gritos de emoción y admiración.
La música no se hizo esperar; Pablo abrió el concierto con No vaya a ser, la cuál no tardó en ser coreada por la audiencia, sólo para pararse inmediatamente a bailar en cuanto Pasos de Cero comenzó a sonar. No hubo un sólo momento de descanso durante las más de dos horas que Alborán, y el increíble grupo de músicos que lo acompañaron, deleitó a un público que hipnotizado seguía cada paso, movimiento y nota que salían de él.
Fue así que la noche recorrió el extenso repertorio que Pablo Alborán ofreció. Temas como La Escalera, Dónde Está el Amor, Deja que Hable, Quién, Cuerda al Corazón y más, resonaron por el Auditorio Telmex mientras que un enardecido público cantó, bailó, lloró y vivió una velada llena de pasión, romanticismo y emociones a flor de piel. El encore no se hizo esperar, ya que con la finta de haber terminado y despedirse de Guadalajara (según sus palabras, su ciudad favorita de México), aprovechó la repentina oscuridad para de nuevo lucir su sofisticado juego de luces y vanguardistas visuales e iniciar de nuevo, en esta ocasión con Saturno (primero sencillo de su más reciente disco). En este segundo aire interpretó La Llave, Boca de Hule, Por fin, Tu Refugio y Vivir.