Katy Perry viene a México por segunda ocasión, y claro, Guadalajara es paso obligado en su tour Witness, un magno evento a nivel mundial que varios hemos estado esperando con entusiasmo y, me animo a afirmar, mucha curiosidad.
Por Zazil Martínez
Sí, mucho ha cambiado desde la última vez (2015) que Katy bendijo tierras mexicanas con su presencia: fue el año de su polémica presentación en el medio tiempo del Super Bowl XLIX, dejó de salir con su rebound por excelencia John Mayer y fue Pitufina por segunda vez. Katy Perry era el sueño americano, lo sabía y con su tour Prismatic demostró porqué cada sencillo lanzado triunfaba en las listas. Entonces llegó 2016 y algo debió haber pasado porque no sólo su música cambió por completo, también su personalidad y su imagen dieron un giro extremo de 180º que ha dado mucho de qué hablar (no siempre para bien) y ha confundido a muchos, al grado de preguntarnos ¿qué demonios pasó con ella?
Con Katy fue amor a primera vista. Y sólo vista. El primer acercamiento que el mundo tuvo con ella fue probablemente como la protagonista romántica del video de la canción Cupid’s Chokehold de la banda Gym Class Heroes, liderada por su entonces pareja Travie McCoy. Lo que nadie sospechaba es que la hermosa chica pinup que aparecía patinando y sonriéndole tímidamente a la cámara, estaba a punto de tomar el mundo de la música por sorpresa de una forma muy particular: besando chicas. I Kissed a Girl, su primer sencillo a nivel mundial, dominó de inmediato las listas de popularidad y los éxitos no dejaron de llegar: Hot and Cold, Thinking of You y Waking up in Vegas, todos de su primer disco de estudio One of the Boys, se convirtieron en éxitos instantáneos, asegurándole importantes colaboraciones musicales y un lugar en el entonces relevante Warped Tour.
A partir de 2008 la corona del reinado del pop se entregó, sin lugar a discusiones a Katy Perry. Llegó para dejar huella y cada acción que ejecutaba ayuda a plantarla con firmeza: su imagen retro-vintage que rompía con los estándares (aún) impuestos por artistas como Madonna, Britney Spears o Christina Aguilera, su potente voz, sus letras que hablaban de besar chicas o tener un one-night stand, su actitud despreocupada que le permitía hacer el ridículo sin pena y burlarse de sí misma, y una personalidad que le daba esperanza de un “algo mejor” intangible, perceptible – a través de su música – a flor de piel de aquellos quienes la escuchaban y admiraban.
Fue su segundo álbum de estudio Teenage Dream el que llegó a cimentar su status de super estrella debutando en el número uno del chart de Billboard y vendiendo, hasta la fecha, más de 6 millones de álbumes alrededor del mundo. Al igual que con One of the Boys, Teenage Dreams era una caja de pandora de éxitos que no sólo se reflejó en las listas de éxitos sino en más colaboraciones musicales, apariciones televisivas y cinematográficas, el lanzamiento de su propia fragancia, una extensión en el icónico videojuego The Sims y ser censurada por las madres espectadoras de Plaza Sésamo. Katy estaba en la cima para quedarse. Y aunque su siguiente disco, Prism, tuvo un impacto ligeramente diferente a su predecesor (los críticos afirmaban que sus temáticas eran un poco más oscuras y que le faltaba la chispa que predominó en Teenage Dream), ninguno de sus sencillos pasó desapercibido por el Top 25, y culminó el máximo hito en su carrera: el medio tiempo del Super Bowl XLIX.
Todos estos acontecimientos derivaron en ¿una pausa? Contrario a lo que se podría imaginar, un nuevo disco no estaba en los planes de Perry, y un silencio alrededor de ella dominó durante 2015 y 2016, cuando su nuevo material fue anunciado. Witness fue lanzado en 2017 y los comentarios alrededor de él han sido frecuentemente controversiales, con críticas mezcladas y sencillos que han pasado sin pena ni gloria por los charts, en los que debe competir con una nueva generación de super estrellas como Halsey o Camila Cabello, por lo que el extraño cambio en su actitud – antes espontánea, fresca y positiva – puede confundirse con un desesperado intento de seguir siendo relevante, irreverente y juvenil (de una forma un tanto forzada).
Todos cambiamos y evolucionamos, y hablar de la “vieja” o la “nueva” Katy es por demás fútil e innecesario, pero pensar en qué pasó con la promesa que se presentó como una ráfaga de aire fresco y que frente a nosotros fue creciendo musical y líricamente hasta convertirse en un referente del pop contemporáneo, resulta perfectamente comprensible ante la inminente cercanía de sus fechas en México.
Katy Perry es un camaleón y puede ser que bajo sus nuevos y llamativos colores aún se esconda Katheryn Elizabeth Hudson, una chica de Santa Barbara, California, a quien no le permitían comer Lucky Charms*.
*Esto es real, a su estricta y religiosa madre la palabra Lucky le recordaba a Lucifer.
No te pierdas el paso del Witness The Tour por Guadalajara este 11 de Mayo en la Arena VFG. Consulta más información AQUÍ