“La elegancia no consiste tanto en el traje como en el modo de llevarlo”. – Honoré De Balzac.
Por Adolfo Bedoy, fotografías de Noé Blanco para Kä Volta
Si de algo puedo estar seguro, es de la sensación que compartimos los que tuvimos la oportunidad de asistir al evento realizado el pasado jueves 23 de agosto pues dentro de tan singular lugar de reunión, el Conjunto de Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara, la frescura, ingenio y elegancia se hicieron presentes y conquistaron la Sala 2 del recinto. La muestra técnica desplegada en el escenario fue digna de los mejores lugares del mundo, ya explicaremos un poco más al respecto en un momento. La opinión general fue contundente. Un éxito total y tremebundo. Comencemos.
Empezamos compartiendo un poco de la información de tan exquisito artista, dicho sea, un favorito instantáneo de un servidor por sus estudios realizados, una maestría en pedagogía musical de jazz en la universidad DePaul. Marquis Hill es un trompetista originario de Chicago, Estados Unidos. Con una experiencia y repertorio llenos de eventos, este caballero reúne a un cuarteto de almas irremediablemente talentosas y con un enfoque en común, dar una muestra de su cultura por el globo entero. La agrupación está conformada por el bajista Junius Paul, portador de un ritmo y cadencia musical envidiable, el pianista y tecladista Michael King, cargado de una técnica y armonización envidiable. Terminando el círculo nos encontramos con el “monstruo musical” llamado Makaya McGraven, quien hizo a más de uno de los presentes soltara gritos de sorpresa y admiración. El valor y estado de la música era alta en el momento. Todos poníamos completa y sepulcral atención.
El repertorio fue hecho con canciones propias del trompetista, arreglos y versiones de ellos. Y en cada una de las piezas, algo había en común. Desde canciones de Herbie Hanncock, composiciones del mismo, hasta “Estándares” de jazz favoritos de propios y extraños, el sello particular de ejecución era presente. La cultura Afroamericana estaba presente. Desde ritmos africanos llenos de energía, pasando por el clásico swing y redoble, los solos rítmicos de contrabajo, hasta el estilo personal de la improvisación en las teclas del instrumento, el sentido era coherente y cohesivo. Una sola idea que representa los ideales y sentir de un grupo de jóvenes contemporáneos en búsqueda de la expresión y la trascendencia.
Con muchos premios en su haber, en solista y como agrupación, un premio Thelonius Monk de Jazz y un primer lugar en el “International Trumpet Guild Jazz Improvisation” entre otros, los camaradas melómanos como yo quedamos mucho más que encantados. Las ovaciones eran fuertes y frecuentes. El ánimo bueno y entretenido. No había queja alguna. Como dato cultural, muchas de las personalidades presentes en dicho día, eran el mismo gremio de músicos en Guadalajara, independientemente del género requerido. Así es como se sabe el resultado anhelado. Las moscas siempre caerán mejor con miel, que con hiel. Hasta la próxima entrega. Cambio y fuera.
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