El ballet clásico nunca fue tan divertido como con Les Ballet Trockadero. Hace unos días pudimos verlos en el Teatro Diana y fuimos testigos de las risas que inundaron el recinto
Les Ballet Trockadero es un espectáculo en el que tenemos la oportunidad de acercarnos a una actividad como el ballet clásico de una manera más relajada. En cada presentación, sus integrantes, demuestran que con talento y humor se puede reír hasta de las coreografías más sagradas del ballet clásico.
Por: Roberto Hernández, @robsmx
Fotografías: Carlos Rojo, @zaudare
Más allá de la danza
Teatralizan el baile introduciendo chistes visuales que ponen en exhibición todas las manías de los bailarines “serios”.
Su estrategia ha sido moverse sobre la fina línea que distingue la parodia del homenaje y lo logran, con tal grado de exquisitez, que permite todos los niveles de lectura. Es un espectáculo divertido donde hombres vistiendo tutús bailan en puntas, para el entendido el goce toca la cúspide.
Salen con unas pestañas postizas grandísimas que generan una ilusión con cada parpadeo. El espectador no puede ver el rostro del bailarín, detrás de esa capa de maquillaje exagerado.
El baile lleva la cadencia y la gracia del baile femenino, interpretado por hombres. No es común ver bailar en puntas a hombres en los clásicos del ballet; en este caso como espectador, tienes oportunidad de observar la gracia y los movimientos sutiles de una bailarina, en el cuerpo de un hombre.
Cabe recordar, que toda la compañía esta formada por hombres que buscan ironizar y a hacer reír, desde la más seria caricatura, sobre algo que conocen y aman profundamente. Es otra cara del travestismo, desde una visión clásica y enmarcada en la alta cultura. Les Ballet Trockadero nos lleva a reflexionar sobre que vestirse de mujer, como trabajo artístico, va más allá de de una orientación sexual. Se convierte en todo un arte que busca interpretar los personajes femeninos.
En esta presentación, nunca nos engañan diciendo que son mujeres las que están interpretando los papeles femeninos, por el contrario, parte de su éxito es que el público conoce a la compañía, el rigor y la preparación de los bailarines. No son hombres que se hacen pasar por mujeres, sino hombres bailando como hombres pero en ropa de mujer.
Definitivamente es un espectáculo que es muy pertinente en el contexto social que vivimos, en el que podemos ver que la ropa es un accesorio más para una interpretación. Donde no importa tu orientación sexual ni que ropa uses, si no que eres un persona con un talento para interpretar y hacernos reír.