Si son seguidores asiduos de mi columna de música aquí en Ka Kolta, sabrán que me gusta el trap. Pero soy solo una conocedora de algunos subgéneros. Y a mi bagaje cultural trapero le hacía falta ese fuego del trap latinoaméricano.
Así que fui a la Noche de Trap en el C3 Stage, organizada por GS US Producciones, y aparté la fecha esperando sorprenderme con los talentos que se subirían a la tarima, esperando también, conocer la cultura detrás del trap latinoaméricano.
Fotografías: Emanuel Gonzalez, @emanuelglezphoto
Llegando al foro me di cuenta desde una cuadra antes, de la pomposidad que debe expresar el trap (creo), desde lejos se veía una limusina gigantesca con llantotas que me llegaban a los hombros, se que soy chaparra pero ese carro era un monstruo.
Desde mi llegada al C3 supe que no sería una noche como todas
No se quienes se habrán bajado de semejante armatoste, pero incluso pusieron alfombra de terciopelo morado para entrar al lugar y yo pensé “que elegancia la de Francia”, sumado a los carrazos que estaban estacionados fuera del foro, BMW, Porche y no sé qué más porque no sé de carros pero parecían deportivos ultra fifís.
Por fin subí las escaleras después de quedarme viendo los carros con cara de “aaaa perro fresón”, lista para ver qué otras sorpresas me daría la noche de trap.
Uno a uno de los traperos fueron subiendo al escenario con 30 minutos de presentación, cada uno tenía un toque diferente para sobresalir de los demás, algunos llevaron su espectáculo de perreo, otros con su actitud, otros por los bailarines que llevaron para amenizar su presentación.
El rooftop se llenó rápidamente, todavía no terminaba el primero y el lugar ya estaba lleno, hasta ahí todo parecía que sería un concierto tranquilo, los carros de afuera solo fueron una coincidencia extraña y aquí dentro todo está “normal”.
Pero o sorpresa me esperaba cuando una actriz porno (Cereza 3X) salió tras bambalinas con un mini traje de latex tacón kilométrico, y con su cadenita al cuello mientras un chico de trenzas, con el brazo roto y tatuajes la llevaba por todo el lugar.
Y fue justo con esa imagen, que un golpe eléctrico me golpeó en la cabeza y comencé a ver todo, joyas, bling bling, tenis grandotes blancos, trenzas, cadenas de oro, diamantes, grillz etc, toda la indumentaria de los reggeatoneros en el trap.
Me sentí de pronto en un vídeo, perreo, joyas, mujeres guapas, carros de lujo y trap, y fue en ese justo momento que el trap, al igual que el punk en sus inicios, o el hip hop, el metal, el tango y el jazz (así es, todos esos géneros en sus tiempos eran considerados como música para marginales, drogadictos y adictos al sexo), son más que música, son un estilo de vida.
Y fue exactamente eso lo que pude en el concierto, no fue nada más ver a los chicos trapear sobre temas que la neta no entendía
El autotune no me permitía entender las letras ¿pero lo necesitaba? no, porque la música no es snobista y a mi me gusta vivir la música.
Por eso este concierto fue una maravilla, independientemente de lo ultra borrachos que estuvieron algunos traperos al momento de subirse al escenario, sé que es es parte del espectáculo.
Como Sad Boy que llegó un punto donde solo estaba esperando que nos vomitara a todos desde el escenario.
Así que ¿qué experiencia me llevo de esto? que el trap es vida, muchos podrán decir que es porquería, que a nadie le gusta y que es música mala, pero los invito a quitarse el paño de clasismo y puristas melómanos, y abracemos las expresiones creativas de las nuevas generaciones.
Si el trap mexa habla de sexo, drogas, y la vida en los barrios olvidados de la ciudad, es el grito creativo de una realidad que muchas veces hacemos invisible, y estos traperos están aquí para decirnos “México es mucho que tu ropa de marca y tus viajes al extranjero, México también es violencia”.