Llegó una vez más a tierras tapatías, la compañía de Daniele Finzi Pasca. Vino a deleitarnos con una magnífica nueva puesta en escena. En esta ocasión, fueron doce artistas de diferentes nacionalidades, los encargados de darle vida a esta obra. Donka – una carta a Chékhov. Que se presenta como un homenaje al gran escritor y médico ruso Anton Chékhov.
Sería muy correcto afirmar que Donka – Una Carta a Chéjov resulta una explosión visual, casi onírica para los espectadores. Un caudal de magia casi surreal.
Por: Carlos Rojo, @zaudare
Sumergidos en la vida de Chékhov, los artistas le dan vida a muchos pasajes importantes de su vida. Pasa por la medicina, la puesta en escena, uno de sus grandes hobbies la pesca y por supuesto, no podían dejar de lado algo tan importante para Anton, la poesía.
La compañía de Finzi Pasca logra nuevamente un espectáculo redondo de principio a fin. En esta ocasión con una narrativa bastante sólida. Además cuenta como ya es costumbre, con unas actuaciones impecable. Y por supuesto la combinación de elementos sonoros y el juego de luces que te transportan a lugares poco imaginados. Un punto importante para recalcar fue la forma en cómo los directores nos recuerdan que todo esto nació y tuvo vida en la bellísima Rusia, verdaderamente impresionante.
Faltan palabras para describir las emociones que se pueden vivir y las fibras que alcanzan a tocar con tanta belleza. Puedes pasar de una carcajada, a estar al borde del asiento al ver las ejecuciones casi inhumanas de los acróbatas o llegar al borde del llanto al ver algo tan hermoso.
Son varios años ya los que hemos tenido la oportunidad de disfrutar estas pequeñas joyas aquí en Guadalajara. Cada año no deja de sorprender la genialidad de la compañía para construir estas verdaderas obras de arte. Y para unir estas pequeñas explosiones de locura y darles una coherencia.
Me cuesta describir lo que presenciamos pero mi forma muy burda de explicarlo es como decir que en una licuadora metes las ideas de Dalí, Borges, Chaplin y Debussy, y el resultado es Donka, definitivamente alimento puro para el alma.
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