El tiempo pasa y ¿No l@ puedes olvidar?
Bueno es que todo es cosa de querer queriendo no más, no menos. Pensemos en la Vida como esa amiga buena onda y positiva. Luego juntémosla con la Experiencia es una especie de comadre chismosa, metiche y poquito cagante, pero chistosa. Muy ellas tomando cafecito y de pronto les cae la Ilusión acompañada de la mensa de Fantasía que llegan riendo a carcajadas de los chistes que se cuentan solas. Y nomás ellas se entienden sobre el romanticismo. Que si que las flores, que si las llamadas diarias, los mensajes, los halagos, las salidas, las fiestas, los regalos, la boda, el vestido, los invitados, los hijos, buscarles nombre y escuela, novia, odiar a las nueras, amar los yernos y todo eso nomás de ver que el sujeto en cuestión miró tu estado, tu historia o lo que sea.
Recapitulemos un poco sobre el Romanticismo, sí con mayúscula. Este Romanticismo fue un movimiento artístico, cultural y literario que surgió allá por el siglo XVIII en Europa y terminó en América. El Romanticismo nada tiene ver con el romanticismo ni toda la sarta de bruteces que asociamos al mismo.
Atormentarse con un amor pasado o tóxico o las dos no quiere decir nada más que eso: Tormento. Aquí ni el Destino se hace a un ladito para que te dejes ir cuál gorda en tobogán con Ilusión y Fantasía mientras Vida y Experiencia te viborean durísimo porque de plano no aprendes la lección.
Recuerdo que cuando daba clases de español para extranjeros tuve alumnos de la India y en el intercambio cultural ellos me contaron cómo es que negocian, por decirlo de algún modo, sus enlaces matrimoniales. Primero pues los padres de cada uno eligen el prospecto más conveniente de acuerdo a la casta. Segundo, la novia analiza si el tipo en cuestión cuenta con la solvencia necesaria para mantenerla a ella y a los futuros hijos.
Nomás con esos dos puntos a mí se me cayeron mis calzones papalote de pensar que proceso tan frío, tan desencantado, tan superficial, ¿Dónde está el romanticismo, la pasión, la cosa sabrosa de enamoramiento para luego decidir casarse? Pus no, ni hay. Sucede que para ellos la vida en pareja se hace en pareja y con una visión bastante objetiva (u ojetiva si quiere ver).
Lo primero es ver si el hombre tiene con qué rayos mantener la casa, si es responsable y un ser útil e igualmente él analiza si la chica puede y quiere aportar a la relación lo que de ella se demanda. Con el Tiempo y la Experiencia de mi lado, debo confesar que aquello que me pareció lo más frío para comenzar una relación hoy me parece lo primordial, lo inmediato que podríamos tener en mente y es nada más y nada menos que la Realidad. Un sentido objetivo de lo que es y lo que se espera. Sería aspirar a dejar el Pensamiento Mágico de lado para atreverse a ver de verdad lo que hay en el aparado del amor de pareja. Establecer límites sanos que permitan la propia evolución y desarrollo con el otro.
Una relación cumple el ciclo, pero deja el terreno preparado para siembra de las nuevas experiencias no obstante estas pueden basarse en la realidad y esto solo sucede cuando nos atrevemos a aceptar qué es lo que realmente queremos.
Hemingway decía que no hay nada noble en ser superior a nadie más, la verdadera nobleza está en ser superior a sí mismo y eso también tiene que ver con la manera en la relacionamos y/o asociamos los patrones de comportamiento amoroso porque al aferrarse a no dejar ir, al no querer olvidar el amor pasado terminarás por reproducir la anterior romántica y fatídica experiencia en la siguiente relación.
Así que la próxima vez que pienses en romanticismo piensa en él en minúscula y si acaso merece la mayúscula que sea por la r de Realidad para que Vida y Experiencia no te saquen la garra mientras sigues protagonizas tu propio Día de la Marmota amoroso.
¡Bonito fiiiiiiiiin!
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