«No eres tú, soy yo» Típica frase que anuncia el fin de una relación. La verdad sea dicha, sí, sí eres tú, pero no tanto.
O sea sí eres tú que no encaja en los planes presentes con máscara de futuro del individuo en cuestión. Sin embargo eso no se digiere, ni entiende, ni se razona cuando está una ahí con calzones o sin ellos.
Alguna vez leí que cuando una relación termina uno tiende a ver lo que «perdió», no lo ganó con ese fin. Sin ponerme muy profunda en el tema, diré que #sícierto, pero no lo entiende un@ a la primera, ni a la segunda y a veces ni a la tercera mandada a la chingada, no, eso toma su tiempo. Por ejemplo, a mí me costó más de dos años y varios amantes en el medio entender el rompimiento con el Sr.H. Incluso del amante más rascuache que me pronunció «No eres tú, es que no quiero nada serio por el momento» pero un mes después ya estaba con otra planeando boda, hijos y viaje a la luna.
Es feito aceptar que sí es un@, que efectivamente eres tú quien no cabe en los planes presentes, futuros ni mucho menos en el bonito recuerdo que se instale en el pasado, pero ¿Qué tiene de malo ser tú esa causa? ¡NAAAAAADA, REPITO, NAAAAAAADA!
Muy por el contrario, está bien chingón ser la razón por la que alguien, con más huevos que tú a defender sus propios intereses, decida darte la oportunidad de visitar otras dimensiones amorosas que no necesariamente quiere decir colección de amantes sexuales y/o emocionales (ajá oigan coger no es todo) sino que al no mal invertir tu tiempo tendrás la oportunidad de descubrir ese gran potencial que tienes de tu solit@ valer madres, no necesitas estar con alguien para darte de topes, noooo, ese es tu derecho y lo puedes ejercer en solitario.
Recuerdo una descalzonada situación con un muchocho* (me gustan mayores) ya estaba yo con el dedo así de Put a ring on it cuando me dijo que pus no gracias, me sentí super popis ahí, mis lagrimocos empezaron a brotar como personaje de película japonesa y así entre berreos le pregunté por qué me rechazaba, él se sentó en la orilla de la cama, me secó las lágrimas y dijo «No te estoy rechazando a ti, rechazo la idea de lo que significa una relación de pareja en este momento» van a decir que #quemamada, pero cuando escuché que el rechazo no era hacia mí, sino lo que significaba estar en pareja en ese momento el alma me volvió al cuerpo, los lagrimocos se secaron y fui capaz de comprender eso de que «todo tiene su tiempo, su momento».
Ni digo que no se siente feo #ahuevo sí y el primer pensamiento/reacción es creer que algo está mal con nosotros, que no somos suficientes, que nos faltan chichis, nalgas, vientre plano, diez centímetros más de pene (en el caso de los muchachos) y la neta es que no nos falta nada, nos sobra miedo porque de pronto en nuestras infancias por #trauma o porque neta es feo recibir una negativa por parte de aquel que creemos nuestro próximo ser amado, pero piensen en todas las veces que un «no» los condujo a una salto paracaídas, a un viaje de mochila, a una cena solo para ti, un pasatiempo chingón o de plano un maratón de tu serie favorita sin estar ajustando el volumen.
En el momento es complicado asimilarlo, pero como siempre el padre Tiempo hace lo suyo, aunque tendamos a ver el rechazo de la peor forma la mayor parte de tiempo esas personas/empleos/amigos/amantes que nos rechazaron nos hicieron un gran favor porque todos esos «no» son el pavimento del camino al «sí».
Así que sí, sí eres tú parte del rechazo, pero está bien. Avienta ese «no» al suelo y sigue como toda una Dorita con sus zapatillas de rubí camino a Oz.
¡Bonito fiiiiiiiiin!
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*muchocho: Dícese del hombre que es viejo pero la interesada no quiere aceptarlo. Muchocho en lugar de muchacho porque ya está chochoando.