La moda es un idioma silencioso pero poderoso. Cada prenda que elegimos cuenta o habla una historia, a veces es más fuerte que las palabras, mostrando una libertad.
Pero, ¿si la moda no solo hablará de quienes somos, sino de cómo nos sentimos? ¿Y si el amor, la nostalgia o incluso el caos pudiera tomar forma física y volverse parte de lo que llevamos puestos? Podemos vestir emociones.
Como estudiante de modas me he preguntado cómo traducir las emociones en una pieza, y esa idea se ha convertido en una obsesión creativa que me hace soñar despierta.
El amor: abrazar con la ropa
El amor, para mi, es una prenda cálida y envolvente. Lo imagino como un vestido de terciopelo que te acaricia con suavidad, con un tono rojo pasión y rosa. Las texturas serían suaves, como las palabras susurradas. Y los detalles, bordados de flores que simbolizan la vulnerabilidad y conexión. Cada puntada contaría una historia de abrazos y caricias que se quedan impregnados en la piel. Vestir emociones con amor sería como llevar contigo un recuerdo agradable de calidez, como cuando alguien te mira con ternura.
La nostalgia: capas del pasado
La nostalgia, en cambio, la siento como una prenda llena de capas, cada una representando un recuerdo. Un abrigo texturizado de lino desgastado, encaje antiguo y parches de retazos de una manta. Los tonos son suaves, como el sepia de una fotografía vieja, como de un viaje familiar visitando a los abuelitos, incluso un tono azul que recuerda las lágrimas discretas de algún logro personal. Imagino bolsillos secretos dentro del diseño, como pequeños cofres que puedas guardar fragmentos de tu vida, la nostalgia no solo se lleva, se siente.
El caos: belleza en el desorden
El caos, es el más emocionante. Imagino una prenda que no contiene una forma fija. Quizá un vestido asimétrico con cortes irregulares, con volúmenes que sobresalgan de donde no lo esperas, que los colores y las texturas que choquen, como un grito en una habitación silenciosa. Imagino materiales contrastantes: cuero arrugado, hilos colgando, como si estuviera a punto de romperse, pero nunca se rompe. Caos sería una prenda viva, que evoluciona mientras la usas, con detalles que aparecen y desaparecen, reflejando lo impredecible de los días en los que todo parece derrumbándose….. pero de alguna manera sigue de pie.
Más allá de lo estético
Creo que la respuesta está en olvidar las reglas y trabajar desde el corazón. Las emociones no tienen simetría ni patrones predecibles, son imperfectas y reales, vestirlas no debería ser diferente.
Diseñar ropa que capture lo que sentimos es un reto, pero también una manera de reconectar con nosotros mismos.
Este es un mundo donde las prendas tienden a despersonalizarse, imaginar moda que hable de emociones es un acto de resistencia. Si nuestras emociones son la esencia más pura de lo que somos, ¿por qué no convertirlas en piezas únicas que llevemos con orgullo?
No se si algún día podré hacer que el amor, la nostalgia o el caos se conviertan en algo que pueda colgar en un armario, pero seguiré intentándolo. Porque vestir emociones es mucho más que un diseño; es una forma de contar la historia que llevamos dentro. Y esas memorias, son las más hermosas. SE TU MEJOR MUSA | #KaVolta 🤍, por Daniela Cardoso.