El pasado 16 de mayo los estudiantes de la carrera de modas de UTEG nos envolvieron en un mundo dominado por inmensas montañas de arena, una sociedad llena de magnificencia que venera a los vientos como dioses y a los mares como templos sagrados de poder ancestral. El desfile THARIS encarna un delicado equilibrio entre dos mundos aparentemente opuestos: la sobriedad de lo minimalista y la exuberancia de lo maximalista.
En desfile THARIS propone las líneas puras y esenciales que dialogan con ornamentos ricos en detalle, dando vida a una estética donde lo estructurado abraza lo decorativo con naturalidad. Es una celebración del orden que no teme al brillo, de la elegancia que no prescinde del lujo. Cada pieza se convierte en un manifiesto visual, en el que cada elemento brilla por sí mismo sin robar protagonismo, probando que la sencillez y la opulencia pueden convivir en una danza perfectamente armoniosa.
Desfile THARIS
Bajo luces doradas y un ambiente de misterio, cada prenda tejía una historia de supervivencia y esplendor. Las siluetas fluidas evocaban dunas en movimiento y los tejidos etéreos flotaban como si fueran susurros del desierto.
Las modelos no solo caminaban: parecían sacerdotisas, llevando consigo símbolos de elegancia, opulencia y conexión con una naturaleza indómita. Enmarcada por la imponente arquitectura del edificio Arróniz, cuyas columnas neoclásicas y salones de altos techos respiran historia y solemnidad. La pasarela se convirtió en un espejismo fascinante. En ese diálogo entre lo antiguo y lo visionario, la creatividad estudiantil transportó al público a un universo paralelo gobernado por la belleza, el arte y la imaginación desbordada.
Esplendor llevado al extremo
En cada pieza se reinventaron las siluetas clásicas de la lencería y la ropa de descanso, elevándolas a piezas que desbordan sofisticación y teatralidad. Apostando por prendas sensuales que invitan al hedonismo, donde los acabados brillantes conviven con un compromiso por la durabilidad.
La selección de materiales privilegia tanto la ética como el impacto visual: seda orgánica, nylon reciclado y elastano de bajo impacto se combinan para lograr un brillo metálico sostenible.
Entre los detalles destacan los flecos largos que aportan movimiento escultural, y un trabajo minucioso de manipulación textil que da textura y carácter a cada prenda. Las siluetas realzan con sutileza la figura de reloj de arena, equilibrando sensualidad y funcionalidad en una experiencia estética completa.
Aire bohemio con sabor salino
Envuelta en una atmósfera que evoca la calma de un rincón costero bañado por el sol, las piezas de esta propuesta entrelazan la esencia del nuevo bohemio con sutiles guiños al universo marino. La narrativa visual nos habla de jornadas cálidas y despreocupadas, donde camisones etéreos y blusas con vuelos ligeros se deslizan con gracia junto a pantalones de corte amplio que invitan al movimiento.
La lencería, confeccionada en encaje delicado, se embellece con toques dorados metálicos que capturan la luz como destellos de sol sobre el agua. Es una colección que rinde homenaje a la feminidad desde un lugar de suavidad, elegancia y libertad costera.
Tesoro escondido
Las piezas de esta colección abrazan con orgullo una estética maximalista que celebra la individualidad y la expresividad sin límites.
Lejos del lujo silencioso, estas creaciones encuentran su inspiración en el encanto nostálgico de la moda de archivo y el romanticismo de los libros antiguos. Transformaron el acto de vestir en una forma de arte personal; presentando bordados meticulosos realizados a mano, con texturas que evocan reliquias heredadas. Mientras que los vestidos adoptan siluetas dramáticas con aires vintage, cargadas de historia y carácter.
El calzado se convierte en una declaración audaz: zapatillas ornamentadas con detalles barrocos y sandalias con aplicaciones de pedrería que brillan como tesoros rescatados de otra época.
La joyería, rica en simbolismo y volumen, juega con formas escultóricas y acabados que recuerdan piezas familiares transmitidas de generación en generación. Estas propuestas encapsulan el espíritu maximalista con una elegancia teatral y profundamente contemporánea.
Sin duda el desfile THARIS fue un éxtasis para los sentidos, una celebración del detalle y la narrativa textil que dejó una huella imborrable. Las tendencias desfilaron con fuerza y personalidad: desde la opulencia de los detalles ornamentales hasta la sensibilidad de una estética marítima bohemia, pasando por la teatralidad de los ornamentos barrocos y el encanto de las antigüedades reinterpretadas con aires vintage.
En cada look se sintió el pulso de una nueva generación de diseñadores que no temen explorar y reinventar; siendo no solo una muestra de talento emergente, sino una declaración de estilo que honra el pasado, reimagina el presente y proyecta un futuro donde la moda continúa siendo vehículo de identidad, libertad y belleza sin concesiones.
Te invitamos a descubrir más sobre esta pasarela y futuros proyectos en su página de instagram @dimoda.mx | #KaVolta 🤍, por Valeria Ramírez.