El verano ha llegado, y con ello los planes a una fiesta de alberca estarán a la orden del día, ¿cómo encontrar ese punto medio entre comodidad y sofisticación, entre flotar y destacar?
El verano se instala como una promesa líquida entre los dedos: tardes largas, color dorado y el sonido hipnótico del agua, se siente como una excusa para soltar todo: el horario, los zapatos cerrados y, sí, también el exceso de capas.
Las tardes se alargan, el sol se vuelve más amable y de pronto todo gira alrededor de un buen plan para sobrevivir a las calurosas tardes; y claro, no hay mejor plan que una fiesta de alberca. Pero, ¿cómo lograr ese look perfecto para una fiesta de alberca que combine frescura, comodidad y estilo sin parecer que te esforzaste demasiado?
No se trata solo de qué ponerte para verte bien en fotos (aunque, seamos honestas, eso también cuenta), sino de encontrar ese punto exacto donde el look fluye contigo: se adapta al calor, al agua, al mood relajado, pero igual te hace sentir increíble. Porque sí, puedes estar lista para lanzarte a la alberca y al mismo tiempo verte aesthetic, lista como para que te saquen una foto y la subas a instagram.
Aquí va tu guía práctica para verte cómoda, relajada y al mismo tiempo como toda una it girl en tu próxima fiesta de alberca
Traje de baño con personalidad
Todo empieza con el traje de baño. No como una prenda utilitaria, sino como el corazón de la narrativa. Hay algo casi meditativo en elegirlo: colores que se funden con el reflejo del agua, cortes que abrazan la silueta sin marcarla de más, texturas que sugieren profundidad. Un bikini en negro absoluto, en blanco puro, en azul eléctrico como una piscina infinita. O uno de una sola pieza, asimétrico, con escote pronunciado o tirantes que se cruzan suavemente. Siempre con estructura firme, para sostener y liberar a la vez. Un traje de baño bien elegido es como una declaración silenciosa: cómoda, segura, lista para sumergirse o quedarse tendida bajo el sol.
Algo encima… pero no demasiado
Encima, la segunda piel: esas capas que juegan con la luz y la sombra, que se quitan y se ponen sin drama, perfectas para una fiesta de alberca. Una camisa oversize en lino lavado, con botones abiertos que dejan entrever lo que hay debajo. Un pareo que se reinventa: falda improvisada, vestido anudado al cuello, capa suelta sobre los hombros. O una túnica translúcida, casi etérea, que se mueve al compás del viento. Los materiales importan tanto como la forma: algodón que respira, lino que se arruga con gracia, mesh delicado con un leve destello, recordándonos que, a veces, un brillo sutil basta para encenderlo todo.
Accesorios con actitud (y cero complicaciones)
Los accesorios completan la escena. Piezas que no pesan, que no complican, pero que sostienen la intención. Aretes de acrílico traslúcido como gotas de agua, collares de cuentas grandes que podrían haber salido de un mercado junto a la playa, pulseras de resina que capturan la luz. Un sombrero de ala generosa para proteger la mirada, gafas con montura geométrica o retro, un bolso de red que deja ver toallas, bloqueador y un libro que se adivina interesante. En los pies, sandalias planas, slides minimalistas o chanclas suaves, siempre listas para quedar olvidadas junto al borde de la alberca.
Beauty look veraniego para una fiesta de alberca relajada
El look de belleza sigue la misma filosofía: nada impuesto, todo sugerido. Un peinado que coquetea con la humedad con trenzas flojas, moños bajos, mechones sueltos que se pegan a la piel mojada. Un wet look logrado con un poco de gel y manos húmedas. La piel, jugosa y protegida, apenas un velo de color en las mejillas, labios que saben a fruta, párpados brillantes como un destello acuático. No hay reglas estrictas, solo la certeza de que menos es siempre más, cuando está bien elegido.
Los detallitos que hacen la diferencia
Y, casi sin notarse, aparecen los detalles que sostienen la historia. Unas uñas en tendencia de este verano en tonos vibrantes como neón, coral, verde menta, que contrasta con el traje de baño. Una toalla estampada que podría pertenecer a un hotel secreto en la Riviera. Una botella de vidrio reutilizable, un libro con una portada bonita que descansa en la bolsa de rafia. Cada pieza suma sin robar protagonismo. Cada gesto refuerza la idea de que la elegancia no es sinónimo de exceso, sino de coherencia.
Menos drama: deja que tu look de fiesta de alberca fluya
En el arte de vestirse para una fiesta de alberca, se respira la unión de lo esencial con lo significativo. La ligereza como forma de lujo, la estructura sutil que acompaña, pero no oprime. Aquí, el guardarropa se convierte en una extensión del ritmo lento de una tarde interminable. Se viste de naturalidad y se mezcla con la luz, el agua y el murmullo de la conversación. Es una celebración de lo simple bien hecho, de la calma que flota sobre la superficie.
Porque al final, estar cómoda, fresca y genuinamente fabulosa no es un accidente. Es una forma de habitar el verano con la misma delicadeza con la que se sostiene una copa helada entre los dedos: ligera, brillante, y lista para derretirse… despacio. | #KaVolta 🤍, por Valeria Ramírez.