Bienvenidos a Selva Corporativa, la columna donde diseccionamos, con humor y algo de resignación, la vida en ese ecosistema hostil pero necesario llamado oficina.
Si alguna vez has sentido que tu lugar de trabajo es una jungla llena de depredadores jerárquicos, trampas mortales disfrazadas de reuniones, y rituales sagrados como la lucha por el microondas a la hora de la comida, entonces estás en el lugar correcto.
La Selva Corporativa no perdona. A cada esquina acecha un correo con copia a toda la dirección, una solicitud de “urgente” que nadie va a leer hasta la próxima quincena, una maldita tabla en Excel que decide si eres digno de seguir en la cadena alimenticia godín, o una presentación en PowerPoint llena de datos irrelevantes que nadie pela pero que consume horas de tu vida sin piedad.
Sobrevivir aquí requiere instinto, paciencia y un buen stock de memes para sobrellevar la jornada. A lo largo de esta columna, exploraremos las reglas no escritas de la vida de oficina, desde los jefes con complejo de depredador hasta los becarios en peligro de extinción.
Hablaremos de los lamentos universales como la reunión que pudo ser un mail, el arte de fingir productividad en la era del home office y la diplomacia necesaria para no perder la cabeza en un chat de equipo.
Si eres un explorador experimentado de esta selva, te invito a compartir tus anécdotas y estrategias de supervivencia. Y si eres un becario recién llegado, prepárate: la oficina es un mundo salvaje, pero con las herramientas adecuadas (y una hoja de Excel que no se descuadre), podrás salir vivo de esta.
Próximamente: Excel, el depredador alfa de la oficina.