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LinkedIn: la pasarela del ego corporativo

  • Nancy Oviedo
  • noviembre 14, 2025
  • 3 minute read
linkedin
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LinkedIn no es una red social con fines laborales o para que suene más bonito una red social corporativa, sino es un desfile de traje y corbata donde todos fingen ser más listos, más exitosos, más ocupados de lo que en realidad son.

Es la pasarela del ego corporativo: perfiles inflados, frases motivacionales recicladas y fotos con fondo azul que parecen sacadas del mismo banco de imágenes.

Ahí está el que anuncia con solemnidad que terminó un curso de dos horas en Coursera como si acabara de recibir un Nobel de la productividad: “Me siento honrado de anunciar…”.

O el exhibicionista de escritorio: “Work mode ON” con 40 fotos de su laptop y café en vasito de cartón o taza con frase inspiracional. Sin olvidar los “inspiradores” que publican frases de Paulo Coelho en Comic Sans corporativo, o esos “líderes del pensamiento” que confunden resiliencia con explotación laboral.

LinkedIn es un teatro de aplausos automáticos: “Felicidades, crack”, “Orgullo total”, “Me inspiras”. Ovaciones enlatadas que se activan aunque el logro sea algo tan espectacular como “Hoy llegué temprano a la oficina”.

LinkedIn es nada más y nada menos que un festival de banalidades.

Y no olvidemos a los que confunden LinkedIn con Tinder. Los piropos “profesionales” abundan: “Qué interesante tu perfil”, “Me encantaría hacer networking contigo”. Traducción: “¿Qué tal un café?” una clara invitación velada a un café disfrazado de estrategia profesional. La parte más divertida (y triste) es la doble moral de la gente que en la oficina apenas te saluda, pero en LinkedIn te escribe párrafos enteros sobre el “gran aprendizaje de trabajar contigo” sobre cuando obtuviste un empleo en el que claramente quieren una recomendación o ver si hay chanza de entrar. 

O el jefe que jamás te dio retroalimentación en la vida, pero en tu nuevo empleo te comenta: “Un honor haber coincidido contigo”.

En esta jungla digital, LinkedIn no conecta personas, conecta egos. Y aunque hay quien insiste en que “sirve para hacer networking” realmente es un concurso de popularidad disfrazado de profesionalismo, donde lo único real son los memes compartidos a escondidas.

Drift a lo real, según datos internos de LinkedIn, el plan Premium Career promete que suscriptores tienen 2.6 veces más probabilidades de ser contratados en 90 días. Y ojo esa cifra es autoinformada y posiblemente tenga trampas de sesgo como red nacional. 

Si a esto le sumamos que solo el 39 % de los usuarios pagan por Premium, el resto se queda en lo gratuito, y muchos encuentran trabajo sin pagar un peso. La cereza semanal del pastel LinkedIn cuando te dice cuántas personas/empresas vieron tu perfil. Ajá ¿y luego qué? ¿Qué se supone que se hace con eso? Pura ansiedad disfrazada de feature premium.

En el altar de LinkedIn también aparecen sus predicadores. Gurús que proclaman que “si no tienes perfil aquí eres un sintecho digital”. Inge Sáez, que vende la idea con solemnidad de líder de secta como si estar en LinkedIn fuera lo mismo que tener casa y comida. La misma vibra que Rhonda Byrne con El Secreto: piensa, decreta y el universo (o en este caso, el algoritmo) te dará trabajo, contactos y éxito.

LinkedIn funciona como un Facebook con traje formal donde se pide agregar a gente que ni conoces, sonreír en fotos corporativas con fondo azul, lo más gracioso es cuando te mandan solicitud esos que en la oficina de enfrente jamás te respondieron el saludo en el elevador, pero desempleados, wow, de pronto sí les interesa el networking. Porque claro, sigues empleado y/o tus contactos podrían ser la llave a esa vacante escondida.

Y si de desempleo hablamos, nada más gráfico que el “open to work”, la nueva letra escarlata del siglo XXI. Un distintivo verde en tu foto que anuncia que estás disponible y que no sirve para atraer empleadores, sino para llamar la atención de los bots que llegan con la supuesta “oferta” que en realidad es un servicio para “mejorar tu CV” a cambio de una módica, y a veces nada módica, cantidad de dinero. Porque al igual que las ideologías secretianas, si no consigues el empleo es tu culpa por no “invertir” en ti

LinkedIn está lleno de humo, frases vacías y ofertas precarias que se sienten más cerca de un Tinder laboral que de una agencia de empleos seria, un carnaval donde el ego despliega flores, pero las oportunidades reales vienen en cuotas filtradas, pagadas o de pura suerte.

Al final, no tener LinkedIn no te hace un sintecho digital, solo te convierte en otro inquilino más del gran albergue corporativo, donde todos fingimos tener trabajo, éxito y propósito… mientras aplicamos a la próxima mejor oferta en horario laboral.

→ Próximamente: RH: el mundo asqueroso detrás de la sonrisa corporativa.

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Nancy Oviedo

Nancy Oviedo, cronista de la Selva Corporativa y eterna becaria en rehabilitación. Escritora por vocación, godín por resistencia y sobreviviente profesional de juntas eternas, macros imposibles y cafés que saben a rencor. Amante de los gatos, de los cursos innecesarios con certificado y del arte de parecer ocupada mientras busca memes para no llorar. Si fuera un superhéroe, sería Ctrl+Z Woman, porque todo en la vida merece deshacerse al menos una vez.   Es también escritora de la columna Soltera Reciclada (2020 - 2022).

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