Por: Nidia Beltrán.
Alimento. Cultura. Tierra. Dios. Cultivo. Música. Pigmento. Mazorca. Tortilla. México.
El maíz está tan inmerso en el pasado, presente y futuro del mexicano, que no puede resultar sorprendente la organización de un evento en torno a él. Como algo sagrado en las creencias prehispánicas; su elemental presencia en la mesa del día a día y la amenaza que cada vez se encuentra más inmersa en la industria alimenticia del maíz transgénico, el pueblo mexicano es uno con el maíz.
Caminamos maíz, sembramos maíz, nutrimos maíz.
El grupo Huautli llevó a cabo un evento de expresión humana en torno al objeto sagrado de nuestros antepasados. Compuesto de música tradicional, poesía, body paint y más, los interesados y curiosos entraron a López Cotilla 885 durante la tarde del domingo.
Se pudo disfrutar de una degustación de maíz blanco, amarillo y rojo -tres de las 60 razas de maíz en el país, y de las 19 en Jalisco-. Con amenas lecciones en torno a las características de cada uno de ellos, se buscó transmitir la propuesta del cambio y mejora en el consumo del maíz. Se expresaron también entre expertos -y la proyección de un documental- las amenazas del maíz transgénico tanto en la cultura como en la alimentación y campos de los mexicanos.
David Hernández, artista tapatío, se explayó en una sesión de body paint en vivo.
Sobre una espalda femenina David recorrió su plumón bosquejando una mazorca al centro de un tipo mandala que asemejaba cultivos y gente trabajando la tierra: ojos, plantas, vida. Eso que rodea la cultura del maíz.
Ésta fue una de las muchas iniciativas que se han levantado en la búsqueda de ofrecer a la gente un mensaje en pro del consumo de maíz orgánico y local. Los campos que buscan escapar de la amenaza del maíz transgénico que abusa de las bondades de la tierra y de la labor de los campesinos.
Al sumergirla en actividades artísticas, pudo hacer un llamado más cercano al corazón de los asistentes.