Antes de que el noticiero te diga que estamos en recesión, la moda ya lo gritó (con voz baja, pero firme). ¿Quieres saber cuáles son estos indicadores en la moda de la recesión económica?
Porque aunque suene glamoroso, el mundo de la moda también tiene su propio termómetro económico. Y no, no estamos hablando de Wall Street, sino del largo de las faldas, los labiales rojos y la explosión de los abrigos camel. Bienvenida a los fashion recession indicators, esos signos sutiles que revelan que la economía se está apretando… y también nuestros presupuestos.
Cuando el lujo se vuelve discreto: quiet luxury
¿Has notado que últimamente todo es beige, sobrio, sin logos gigantes ni brillos? No es coincidencia. Es quiet luxury, la tendencia estrella en tiempos de crisis. Piensa en piezas bien hechas, elegantes y silenciosas.
Marcas como The Row, Totême o Loro Piana se han convertido en las nuevas favoritas. Porque cuando el panorama económico se pone gris, el estilo se vuelve más… sutil. Comprar menos, pero mejor. Una forma chic de decir: “sigo aquí, pero no estoy para presumir”.
El (sorprendente) índice de la ropa interior masculina
Este es real y tiene historia. Alan Greenspan, el ex jefe de la Reserva Federal de EE. UU., lo dijo primero: cuando los hombres dejan de comprar calzones nuevos, es mala señal. ¿Por qué? Porque si ni siquiera gastan en lo básico, la cosa está seria. No es el indicador más glam, pero sí uno de los más efectivos. Las cifras bajan, y no precisamente las del pantalón.
El efecto lápiz labial: lujo chiquito, consuelo grande
¿Sabías que durante las crisis económicas aumentan las ventas de labiales? Esto se conoce como el “Lipstick Effect”. Es decir: si no puedo comprarme un bolso de diseñador, al menos me regalo un labial rojo divino. Un capricho accesible, un boost de ánimo y una dosis mini de lujo. Es uno de los indicadores en la moda de la recesión económica más conocidos.
Lo mismo aplica para perfumes, esmaltes y hasta bolsitos XS. Pequeños placeres que nos hacen sentir que aún tenemos el control… aunque sea del maquillaje.
Minimalismo emocional
Sí, lo minimal está de moda, pero también es una respuesta emocional. Cuando allá afuera está desordenado, queremos orden. En el clóset, eso se traduce en prendas funcionales, tonos neutros, cortes simples. Menos exceso, más propósito. La ropa se convierte en refugio: queremos sentirnos cómodas, prácticas, pero sin perder el estilo. Porque sí, la resiliencia también puede vestirse bien.
Segunda mano, primera opción
Comprar vintage ya no es solo una declaración de estilo, es también una decisión económica (y ecológica). Plataformas como Depop, Vestiaire Collective, Vinted o en México Go Trendier están en auge porque nos permiten seguir jugando con la moda, sin vaciar la cartera. Además, ¿qué hay más cool que un trench de los 90 o una bolsa Chanel con historia? En tiempos de recesión, la moda circular se convierte en reina del juego.
¿Qué tan larga es tu falda?
Este es un clásico de los mitos fashionistas, pero vale la pena mencionarlo: el índice del largo de la falda. Dicen que cuando la economía está mal, las faldas se alargan. ¿Verdad o leyenda urbana? Lo cierto es que en las últimas temporadas las pasarelas han estado llenas de largos midi y maxi. ¿Coincidencia? Tal vez. ¿Declaración estética de cautela? Probablemente también.
La moda, como siempre, está leyendo el cuarto antes de que entres. Cuando la economía se tambalea, no solo cambiamos lo que compramos, sino cómo lo llevamos. En lugar de ostentar, nos volvemos estratégicas. Cambiamos el logo por la calidad, el exceso por la intención.
Porque aunque no podamos controlar los mercados, sí podemos elegir cómo enfrentamos los días difíciles: con un buen abrigo, un labial que nos haga sentir poderosas y una falda que nos cubra… o nos libere. ¿Y tú, ya viste los indicadores en la moda de la recesión en tu clóset? | #KaVolta 🤍, por Valeria Ramírez.