¿Cuándo el punk se volvió condescendiente? ¿Predecible? ¿Un cliché? ¿Cuándo el punk se convirtió en una estética cuadrada tan fácil de plasmar?
La verdad es que no lo sabemos, pero podemos hacernos una imagen de ese fenómeno de libertad que fue el punk. Al engendro de marketing en el que algunos antihéroes como Travis Barker, han encasillado la crudeza y la locura del espíritu de lo punk, en una historia de Instagram, o en la portada de un disco del nuevo pobre diablo con el que esté haciendo alguna plana colaboración.
Por: Joy Rubio, @terricola_joy
Pero el punk nunca ha dejado de ser carne cruda. Por eso son pocos los que logran tragarse ese áspero bocado, y no solo personificarlo, sino ser en sí mismos esa carne cruda.
Flor de Kapomo es eso, una bofetada con la mano helada, un ataque de fiereza y aullidos. Una explosión en medio de la ciudad, un zapato roto, una chamarra perdida, un solo de batería amplificado, es carne.
El descubrimiento
Hace un par de meses tuve la oportunidad visitar “La Fábrica”, un espacio idílico en Coatepec Veracruz, donde reside el corazón de Hole Records. Sello independiente que puede jactarse de tener en su catálogo a la crema de la crema de la escena underground de México. La Fábrica es como tal, una fábrica abandonada pero habitada por algunos de los miembros del sello. Funciona como una residencia artística ultra secreta, donde convergen las mentes más talentosas de la escena acompañadas de los espíritus y fantasmas que, naturalmente, un espacio amplio, viejo y solitario albergaría.
Justamente en ese espacio lleno de magia, cucarachas y gallinas descubrí a Flor de Kapomo, un trío conformado por Coco Badam en el bajo y guardián de La Fábrica, Mito del Desierto en las vociferaciones y electrónicos, y Jorge Berumen, Beruh en la batería. Esta combinación entre tres personalidades nada opuestas, pero sí únicas, han logrado crear una banda de naturaleza salvaje.
La primera noche que los oí tocar estaba en el patio central de una vecindad en Xalapa Veracruz. Un escenario improvisado iluminado por el único foco amarillo que dejaba entrever los fregaderos, el jabón zote y los rostros de los vecinos que tímidos y curiosos se asomaban entre sus cortinas de sábanas.
Desde los primeros segundos del tokin mi cerebro (y oídos) reventaron con su sonido fuertemente violento. Sin pena, sin remordimientos, casi casi desnudos frente al contado público que no podía aguantarse las ganas de prenderle fuego al lugar, Coco Badam sorprendió con un bajo místico del inframundo, Mito del Desierto desgarró el viento con sus gritos desesperados, y Beru fue el tambor que abrió las puertas del más allá. De pronto, ya no estábamos en el patio de una vecindad, el trío nos había abducido a un espacio al rojo vivo donde descubrí la definición del Art-Punk.
La carne
¿Cuándo el punk se transforma en una obra de arte? ¿Cuándo el arte se manifiesta como la encarnación de la herida abierta que todos tenemos en el corazón? Creo yo, que eso pasa cuando la violencia de una manifestación artística te atraviesa el cuerpo metafísico para darte cuenta que estás presenciando algo sublime, cuando eres testigo de lo trascendental. Flor de Kapomo es eso, un nuevo nivel en el punk creado a martillazos, real, fuerte, brutal, es una mordida a la carne viva, es la locura de quien ve un abismo y salta.
Esa noche supe que estaba siendo testigo de un momento histórico – sí ya sé que payasa – pero es en serio. No podía evitar sentir que estaba dentro de un documental y que ese era el concierto del que todo mundo hablaba y decía “si woow yo vi en vivo a esa banda en 1972”, y se te hincha el pecho de haber estado ahí, observando el nacer de un fuego que inexplicablemente sabías que era el inicio de un incendio forestal.
El cierre
El art-punk es un género complicado de describir. Las bandas que seducen con los límites de esta expresión muchas veces se caen en la trampa de lo condescendiente por tratar de llenar el foro o tener más seguidores. Tropiezan con la zona de confort e imitan tristemente el sonido de lo que “se trata el movimiento” para tocar en el pequeño foro y ponerse de modilla entre los cuates.
Flor de Kapomo se sale por completo de ese amplio círculo. Marca su propio ritmo y camino, y dejar rotundamente en claro que están aquí para dejar historia sin la intención de hacerlo.
En México en verdad hay buenas bandas y hay una escena subterránea más rica y talentosa de que lo se deja ver en la superficie de los simples mortales, pero ahí están, picando piedra, abriendo camino, arrancando la carne y dejando a su paso su huella sonora.
¿Dónde pueden escuchar a Flor de Kapomo? A pesar de su marketing fantasmagórico, puedes encontrar el lanzamiento de su primera rolita en su Bandcamp aquí (https://holerecords.bandcamp.com/track/para-so-postmoderno) y también puedes acceder al catálogo completo del sello independiente que los cobija Hole Records aquí (https://holerecords.bandcamp.com).
Síganlos en sus redes sociales como @flor_dekapomo para estar al tiro con futuras presentaciones, porque esta banda es para escucharse en vivo y reconocer frente a frente, cuando lo crudo se encuentra con la carne. | #KaVoltaMúsica 🖤