Ilustración por AleR, @alerthedrawer
Mi historia es bastante conocida, tuve una depresión severa a los 18 y traté de matarme, me recuperé pero mi vida no fue la misma o al menos eso me digo de vez en cuando, porque realmente no recuerdo cómo era mi vida antes de mi enfermedad; según yo, siempre sentí ansiedad y tuve síntomas de depresión (desde muy pequeña), pero lo que hay antes de la fluoxetina quedó borroso
Me pasó de todo y esa depresión fue un catalizador en mi vida, uno que de momento creí era malo pero terminó siendo la mejor maestra. Primero debo decir que la depresión no es como en las películas, o sea, no te la pasas en pijama, no te la pasas llorando todo el día; sí te bañas, sí sales, sí comes y no solamente sientes tristeza.
Hoy, después de 10 años, puedo decir que soy más que mi depresión, pero día a día sigo viendo los efectos que hace la ansiedad en mis amigos y conocidos.
El caso más reciente (y fuerte) fue cuando en menos de dos semanas un par de amigos tuvieron crisis y me pareció alarmante que después de eso uno de ellos me dijera: “Es una tontería, lo sé, pero…”. ¿Cómo puede ser una tontería tener una crisis? ¿Cómo es que hemos llegado al punto en el que no hablamos de nuestra salud mental? ¿Cómo es que se volvió popular no tener estabilidad emocional?
Los millennials somos una generación incomprendida, hay miles de artículos que hablan sobre cómo vamos a destruir el mercado y que no nos preocupa nuestro futuro (muchos de éstos fueron escritos por personas que nos doblan la edad), pero la cosa es que somos la generación con los niveles más altos de ansiedad porque vivimos presionados por muchas cosas: por las redes sociales, los amigos, la familia, los artículos que dicen que vamos a acabar con el futuro. Somos incomprendidos porque nadie nos dijo que vamos a defraudar a un montón de gente por el simple hecho de querer vivir nuestra vida.
Pero esto nos lleva al punto en el que invisibilizamos (ajá, es una palabra rara pero léanla bien, que de aquí en adelante la usaremos mucho) lo que sentimos; es decir, ignoramos todo con tal de seguir con nuestra vida “normal”. Lo hacemos con todo, es como si no fuera posible tener un mal día nunca, y mientras tanto los casos de suicidio, ansiedad, depresión y demás cosas aumentan.
¿Vale la pena aguantar tanto? ¿Queremos ser una cifra más? No. Bueno, yo no; es hora de empezar a hablar más sobre esto.
Todos estamos involucrados sin saber exactamente cómo hacerle; ser adultos no es fácil, ni entretenido, ni bueno para la salud mental, pero aquí estamos.
Entonces ustedes ¿cómo están de estrés, de su ansiedad y de su salud mental?