Las figuras realizadas en Jalisco no sólo son representativas del arte popular del occidente del país, también forman parte del desarrollo económico de familias de vendedores y artesanos que las comercializan desde hace varias generaciones
La primera representación del nacimiento de Jesucristo estuvo a cargo de San Francisco de Asis durante la Nochebuena del año 1223, en Greccio, Italia. A diferencia de lo que hoy conocemos, aquel pesebre no lo conformaban figuras de resina, pasta o barro, sino por seres humanos y animales, tal como se hubiera visto, según la tradición cristiana, en la ciudad de Belén de hace más de 2 mil años; así lo expone José Hernández, responsable de la investigación museográfica para la exposición “Hoy Nació en Belén”, que explica esta tradición y que reúne una serie de figurillas de cera de la colección de Ismael Pardo González, en el Museo de Las Artes Populares de Jalisco, ubicado en el Centro Histórico de Guadalajara.
Inicia una tradición mexicana
En los muros del museo se cuenta cómo después de la Conquista de México los españoles comenzaron a importar figuras alusivas a la Natividad de Cristo, para usarlas en las misas de aguinaldo, que se celebraban del 16 al 24 de diciembre, y de la cuales derivan las posadas.
“A partir del Siglo 18 los artesanos mexicanos comenzaron a elaborar figuras relacionadas con los personajes del Nacimiento, destinadas a las casas de criollos y españoles, iniciando así la costumbre de poner Nacimientos dentro de las casas. Figuras de madera estofada con aureolas de oro y plata”.
Aunque la apropiación de la representación de la escena bíblica fue por iniciativa religiosa, se incorporaron elementos propios de la cultura y entorno natural de cada zona del continente americano, por ello en la actualidad se aprecian figuras como:
- Plantas como nopales y magueyes, originarias de México; así como los oficios de las tortilleras, o las chalupas.
- Escenas como el de el ermitaño y el diablo, incorporado en la época colonial, y que significa el debate entre el bien y el mal.
- Pastores con indumentarias de las colonias españolas, con atuendos tradicionales indígenas (en sus respectivas regiones de origen).
- Pesebres y construcciones con estilos arquitectónicos distinto al de Israel del Siglo 1
- Animales americanos como guajolotes, águilas, reptiles, llamas.
El tradicional negocio
Cada año desde hace 20, Sara Noemí Ramírez, durante la temporada decembrina, monta su puesto de figuras de Nacimiento en el Mercado Navideño de San José, que se encuentra en el Centro de Guadalajara. El negocio fue heredado por sus padres, quienes lo instalaron hace 40 años cuando aún se ubicaban en el Mercado Corona. Diablitos, patos, pastores, borregos, ángeles, reyes magos, entre otros, son enfilados por tamaños y tipo de material en una mesa de casi dos metros de largo, con un anaquel que añade niveles para piezas de tallas mayores, todas creadas y pintadas en talleres del municipio de Tonalá y de otras partes de México.
Ella dice que por las obras en las calles aledañas y las continuas manifestaciones, este año, 2014, han sido bajas las ventas, de al rededor de 30 por ciento aproximadamente; además de competir con quienes venden figuras provenientes de China:
“La gente no ve el trabajo de lo mexicano y se va a lo chino, no valoran el trabajo de lo mexicano, se va a lo plástico y evitan lo tradicional mexicano, que aunque es más caro, tiene mayor calidad. Caso contrario a los extranjeros, ellos sí compran lo que se crea aquí en Jalisco”.
Las piezas que más se le venden antes de Navidad son “el misterio”, conformado de las 9 piezas de barro en 140 pesos, se eleva a 300 los hechos de pasta y 400 los de resina. Y una noche antes y hasta febrero, el Niño Dios en distintos tamaños, ya que el 2 de febrero es el día en que se arrulla y se coloca en el pesebre.
Sara Noemí no tiene nacimiento en casa porque debe estar al pendiente del negocio todo el día, pero no lo necesita porque ella está para los que se encargan de mantener los suyos completos.
“Recomiendo que se enseñe a los niños la tradición del nacimiento, que no se vayan a otras cosas, que aunque sea pequeñito halla uno en su casa”.
Menciona tras explicar que en un día se hacen alrededor de 50 piezas (de las pequeñas), que se logran con un molde, y que durante el año son pintadas y preparadas para ser vendidas en ese tianguis.
Lo cotidiano del tianguis
En otro pasillo del tianguis navideño, en donde se ambienta con la música grupera fusionada con la que sale de las series de foquitos tintinantes, hay otro puesto de figuras en las que atiende una mujer que dice que la figura que más se le vende el rey mago Baltazar, el negrito; que porque sus clientes le dicen que siempre se les rompe, y del que también preguntan si lo vende apartado de los otros dos, a lo que ella responde que no: “Los reyes son tres y los tres se venden juntos”.
Una mujer y un hombre llegan a este puesto a preguntar el precio del nacimiento de nueve piezas, uno de menos tamaño pero con cuerpos más robustos:
—Son 230 pesos con todo y la casita o 200 sin la casita —responde la que atiende.
—¿Y es lo menos que me lo dejas sin casita?
—Sí —responde firme.
—¡180! —dice el hombre de modo imperativo.
—No puedo.
—190 y te dejo el niño —insiste la mujer que parece enamorada de las figuras que también son de origen mexicano.
—Es que no me sirve de todos modos.
—190.
—Es que no puedo.
—Bueno, pues, nos lo llevamos —Sacan de un bolso los billetes y la que atiende procede a darle una caja con un portal de madera, tres pastores, un ángel, tres borregos, los tres reyes, la Sagrada Familia, la mula y un buey. | #KaVolta 🖤, Publicado originalmente en 2014