Luces, sombras, humo y sudor; así comenzó su live set uno de los más grandes productores de la música electrónica global: Nicolas Jaar. Un espectáculo visual cargado de estrobos adjuntos a un puñado de sonidos orgánicos totalmente arrítmicos emanantes de los amplificadores marcaron el principio a los asistentes de una hora y 40 minutos de la armonía entre beats, incidentales guitarrazos y bajos totalmente ahogados.
Un acto en vivo precedido por dos sets de los proyectos emergentes más fuertes de la escena electrónica nacional. Dj Smurphy, mujer proveniente del Distrito Federal, abrió la noche con un trip-hop repleto de minimalismos y coros casi imperceptibles por los asistentes en un foro a medio llenar. Un trip-hop de buena calidad que disfrutaron sólo los más cercanos al escenario, ya que las voces de los recién llegados resonaban fuertemente en la mayor parte del lugar.
Al terminar el set de la capitalina, Los Macuanos -tríada electrónica proveniente de Tijuana- imprimieron una atmósfera distinta en el lugar, con sonidos bastante oscuros que fueron melodizados por sus tintes autóctonos característicos. Los autoproclamados “Kraftwerk de TJ” tuvieron un acto de tan solo 40 minutos, sin embargo, a juzgar por los aplausos y gritos, dejaron un buen sabor de boca entre los ahí congregados.
Después de casi 20 minutos de un escenario vacío, las luces se apagaron, la gente se arremolinó hacia el frente y ante los gritos expectantes apareció Nicolas Jaar delante de 10 columnas de luces y acompañado de dos músicos. Así comenzó el set que la revista de música electrónica Resident Advisor -una de las más influyentes del género- calificó como el mejor live act durante tres años consecutivos.
Al explotar el set, la mirada hacia el escenario era un mar de manos sujetando los cigarros y los vasos de cerveza a ritmo con la música, hasta que se escucharon unos leves acordes de guitarra que encendieron a los asistentes que disfrutaban de una asombrosa fiesta en un escenario repleto.
Las percusiones electrónicas que tocaba uno de los músicos que acompañaron a Jarr resonaban en todo el Pabellón A de Calle 2. Así fue hasta que el propio productor neoyorkino-chileno bajara el tempo e interpretara ‘Time For Us’, lo que pese al ritmo melódico y calmado de la canción encendió más a los y las asistentes, quienes no paraban de contonearse ante los sonidos que emanaban de las bocinas.
No fue hasta la hora de su acto en vivo en donde paró la música y refirió un agradecimiento a los asistentes que por la distorsión de los micrófonos no fue bien entendido, sin embargo esto no sacrificó la réplica del público a lo que él respondió con más música.
Al bajar el volumen de las secuencias y la intensidad de las luces, se escuchó de repente un canto de la voz de Jaar: “es un buen tipo mi viejo, anda solo y esperando…”, con lo que los asistentes que reconocieron la canción originalmente cantada por Vicente Fernández respondieron con intensidad y corearon el resto de la canción hasta que las secuencias volvieran a su intensidad previa.
Ya al terminar el show, Jaar volvió a agradecer a los asistentes y se apagaron las luces, los asistentes pedían más e inclusive muchos se rehusaban a irse. ”Faltó encore”, replicaban algunos, sin embargo poco a poco el lugar se fue vaciando, sin embargo el Pabellón A de Calle 2 quedó de testigo de, sin duda, el mejor live act de música electrónica de este año.
Texto por: Eduardo González
Fotografías de Diego Rodriguez para Ka Volta