The Winery Dogs, un supergrupo de Hard Rock y Rock Progresivo de Estados Unidos, pisó el escenario del C3 Stage en el corazón de la ciudad.
A finales del 2011, tres de los músicos más virtuosos de la escena del rock se reunieron para componer lo que serían los primeros tres sencillos de The Winery Dogs. Los antecedentes de esta banda van desde Dream Theater hasta Poison: dos bandas que se podrían describir como opuestas dentro del género del rock, pero que terminaron por formar excelentes músicos. Cada uno, por su parte, desarrolló su instrumento hasta el punto de conseguir un estilo propio, que fueron llevando a cada proyecto en el que colaboraran, y finalmente, a Winery Dogs.
El C3 Stage fue el íntimo recinto que atestiguó el encuentro de la jauría y sus fans. Los vasos volaron, la cerveza se derramó, las gargantas gritaron, los brazos se alzaron; y la conexión surgió. Esa magia: la música.
En la montaña rusa que implica un setlist, donde se suelta la energía como un tsunami en canciones como Elevate y Empire, los Winery Dogs fueron esos gigantes en cuyos hombros subieron todos a roquear. Mientras que canciones como Fooled Around and Fell In Love y Fire propiciaron un baile vacilado de pie a pie en los cuerpos asistentes, que se rozaban en un gran abrazo, cerca de los corazones de los músicos.
El profesionalismo de los músicos radica en no estar preocupados por pisar el territorio de alguien más, o pensar que alguien pisará el suyo; sino en concentrar sus esfuerzos en ser excelentes en su instrumento, explorar y ampliar los límites del mismo, y plasmar su estilo en cada nota, cada golpe. Así, la experiencia escénica se convierte en un profundo conocimiento de cada uno, y de su parte, en una noche de diversión y aprendizaje.
No faltaron los trucos de Mike Portnoy con sus baquetas en el aire, y sus solos de batería; ni el melodramatismo de Richie Kotzen, con su ventilador debajo de sí, para que su cabello flotara con la misma intensidad como lo hace en los videos. Y sí, Billy Sheehan baila igual en sus presentaciones en vivo que como lo hace en el video oficial de Oblivion.
Y a eso iban los melómanos: a escuchar a aquellos veteranos del sonido; maestros de las mezclas y la exploración musical. Pues una agrupación así: de tantos orígenes, se vuelve en testimonio y en un homenaje a todos los géneros y las bandas que los vieron nacer. Las mismas bandas que vieron crecer a los fanáticos, que portaban playeras de Mr. Big, Steve Vai, o Dream Theater.