Una piedra preciosa que ha pasado desapercibida en los últimos años, y que poco a poco ha vuelto a cobrar importancia en el terreno de la joyería mexicana es el ópalo
El ópalo meixcano una roca compuesta de dióxido de silicio, como el cuarzo, cuya característica es su iridiscencia. Es decir, que muestra o refleja los colores del iris, y por lo tanto hace que el tono de la luz varíe de acuerdo al ángulo desde el que se observa.
Al estar compuesto por silicio contiene una gran cantidad de humedad, por lo que hay que hidratarlo para evitar que se astille o se agriete. Incluso hay una variedad que se halla en Etiopía, que cambia de color al ser sumergido en agua.
Existe una lista grande de tipos de ópalo que podemos distinguir por su variedad de colores (púrpura, rojo, naranja, amarillo, verde, verde con azul y blanco), por la pureza de sus cristales, la transparencia, su irradiación, la forma y el tamaño.
El ópalo mexicano
La extracción y el uso del ópalo para la joyería en México existe desde tiempos prehispánicos, y aunque el jade, la plata, el oro y la grana cochinilla fueron las principales riquezas, también este mineral fue explotado.
Fueron utilizados por los aztecas para elaborar objetos ornamentales y ceremoniales, ellos lo llamaban vitzitziltecpal o “piedra colibrí”, por el parecido de la gema con el plumaje de esta ave. Ellos creían que tenía propiedades y por eso lo consideraba la piedra de la sabiduría.
Uno de los ópalos más conocidos de esta época se llama Dios del Sol Azteca, y se dice que fue hallado en un templo en el siglo XVI. En 1881 fue vendido al Museo de Historia Natural de Chicago, y ahora es parte de la colección de gemas Tiffany.
Actualmente lo encontramos en estados como Querétaro, Nayarit, Guanajuato, y Jalisco, que son tierras con actividad volcánica.
Cómo se obtiene
Encontrarlo no es una tarea sencilla, se tiene que buscar dentro de la cantera y hay que tener suerte porque a veces las burbujas que se encuentran son tan pequeñas que su explotación no es comercialmente viable. Es por eso que en el mercado mexicano se encuentran pequeñas piezas de cantera pulida con apenas pequeñas cantidades.
Por otro lado, eso hace que no existan dos ópalos iguales, ni en forma ni en características. Cada mina es diferente y solo un experto puede reconocer hasta en un 70 por ciento de qué mina son.
Sobre el ópalo como pieza de joyería
La calidad y características del ópalo mexicano es, a diferencia de otros, más rico en su gama de colores, ya que los podemos encontrar en casi todos: rojo sangre de pichón, rojo fuego, rojo lluvia, azul pavo, azul lluvia, verde esmeralda y, en especial, el negro ó azabache, que es el más raro por su color (que ya no se encuentra desde hace muchos años).
Para distinguir un ópalo de baja calidad de uno supremo debemos considerar sus características: color, forma, transparencia, la luz que irradia, el tamaño y, una de las características más importantes, no debe estar fracturado.
Esa es la principal diferencia entre un que compras como recuerdo (que puede costar como en 30 pesos) y otro que es joyería fina.
Cuando se le quita el exceso de cantera se conoce su tamaño real, y por lo regular se conservan en su forma natural. Se pueden facetar, pero se corre el riesgo de que se astille y se eche a perder, así que por lo regular se montan o se recubren de algún metal precioso para evitar futuros daños o golpes.
Lamentablemente en nuestro país aún no existe un mercado para el ópalo mexicano, la gente no lo conoce, ni conoce su valor, a diferencia del público europeo.
En Jalisco el principal lugar para comprar u obtener ópalo es en el municipio de Magdalena, donde se explotan las minas desde hace muchos años, y donde encontrarás una gran variedad de ellos.
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