Un drama muy bien hecho, pero no recomendado para escépticos o amantes del cine de acción. Su mensaje está dirigido, casi exclusivamente, a una audiencia cristiana
Esta película dirigida por Stuart Hazeldine es el viaje espiritual de un padre de familia que atraviesa una crisis en su fe después de experimentar una tragedia familiar, nos retrata cómo esto afecta a toda una familia, como puede descomponer el entorno familiar y destruir los lazos que los unen.
La actuación de Sam Worthington se queda un poco tibia comparada con la de Octavia Spencer (Papa). quien es bien acompañada por los personajes interpretados por Aviv Alush y Sumire, desafortunadamente el papel de “Papa” no tiene mucha tela de donde cortar.
En momentos llega a ser lenta, puesto que los creyentes saben que no hay respuestas claras para las preguntas existenciales o teológicas, pero en general es una película que aparentemente hizo reflexionar a muchos asistentes e incluso ha sido catártica para otros.
Mi acompañante no paró de llorar en casi toda la película y a mí, en lo personal, se me salieron dos o tres lágrimas. El filme nos dio para mucha plática después.
Así que no olviden llevar pañuelo, muchas de las personas asistentes a la sala soltaron una lagrimita aquí o allá.
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