Sábado por la noche y el venue de la calle Epigmenio González, que alberga el Circuito Indio, tenía una atmósfera de synth pop y hasta nu-gaze, en la presentación de Carmen Costa y Jessy Bulbo
Por: David Lozano
Fotografías: Diego Rodríguez
Las encargadas de este fenómeno auditivo eran las chicas de Norwayy, un trío de tapatías que figura como promesa en el underground local. Su sonido es un tanto psicodélico y ruidoso, comenzaban a prender una noche calurosa que pintaba sería un derroche de rock. Esta propuesta se es como una mezcla de Swervedriver con The Black Ryder,
Como ya es clásico en el Foro Independencia, la gente salió a fumar y sentarse bajo los toldos que se encuentran camino a los baños, mientras el staff armaba el equipo para la siguiente propuesta de la noche, Carmen Costal.
Los capitalinos saltaron a la tarima entre los gritos de no más de 40 asistentes que hacían notar a la banda, quienes también esperaban pasarla bien con su ritmo de punk rock.
“Estéreo” y “Bob Dylan” fueron algunos de los temas que interpretaron durante su presentación que se extendió una hora. La banda presenta un rock que te pone en buena onda, ya que posee un sonido agradable.
Para cerrar su intervención tocaron “Los viejos vinagres” y Jessy Bulbo sorprendió al salir con todo y su banda a echar un extraño jam con los Costa.
Al terminar la canción, todos bajaron del escenario y dejaron a los asistentes expectantes y con el ánimo elevado, pues tocaba el turno de que Jessy regresara a escena.
De Tlalnepantla para el mundo, Jessica A. Carrillo, mejor conocida como Jessy Bulbo, tras un accidentado inicio de su show, se bajó del escenario pidiendo disculpas, dejando tanto a los asistentes, como a sus músicos mirándose entre sí entre risas.
A su regreso, con una botella de agua en la mano, tomó el micrófono y dijo: “Creo que me pasé de pacheca”; y ahora sí, dio inicio a su recital que se caracterizó por interpretar nuevas y guapachosas canciones de su más reciente material, Changuemonium.
“¿De dónde era Chava Flores?” Preguntó Bulbo a sus músicos, quienes hicieron sonar los acordes de “La cruda moral”, y así seguir en el mood de pachanga.
Ella es divertida, cínica, irreverente, loca, sensual, pacheca. Se dio el lujo de interrumpir una canción que iba a la mitad para volverla a empezar, siempre tuvo comunicación con el público, y con divina simplicidad cantó “Qué grosero” –canción de Las Ultrasónicas (grupo del cual era integrante)– de una forma un poco más densa y oscura. La noche evocaba aquella época de rock irreverente y descuidado de las bandas garage emergentes de la primera década del 2000.
Con un setlist improvisado, Jessy Bulbo, la muñequita sintética (como el cover que hace del Haragán y Cia), bailó, gritó y hasta berreó por todo el escenario, contagiando a todos a volverse locos junto a ella.
Hubo quien no entendió este mensaje y por un momento comenzaron un conato de bronca, que la seguridad del foro, ayudados por el cantante de Carmen Costa, resolvieron de buena manera. La presentación acabó con el tema “Maldito”, que invita a la cínica libertad de gritar: “¡Si la cagué, y que, y que, y que!”.