C. Tangana regresó a la tierra de la torta ahogada a presentar su nuevo álbum Ídolo, donde de manera brillante introduce ritmos caribeños a un género que todavía tiene mucho que contarnos, el trap; no es invento mío el decir que Antón Álvarez Alfaro (C. Tangana) está reventando las listas de popularidad en España y por algo es considerado el mejor exponente del género en Madrid.
Por Joanna Rubio Anaya. Fotografías de Eduardo Vázquez para Kä Volta
Para hablar del trap desde C. Tangana tenemos que hace una primera diferencia que me parece de lo más vital: no todo el trap es Bad Bunny o mujeres objetizadas, en el trap también hay denuncia, rebeldía, resistencia y amor por la vida.
El C3 Stage de nuevo tuvo casa llena en una noche llena de música y baile. El sonido, la organización, la iluminación, el acomodo del escenario y el talento fueron excelentes, se abrieron las puertas puntualmente para recibir al primer telonero de la noche, el artista local Benjamins, seguido por Sixx Flaco.
El c3 siempre ha sido casa de artistas emergentes uno de los escenarios que le abre las puertas a las nuevas propuestas, por eso descubrir a estos dos músicos locales fue en realidad muy interesante, Benjamins es todavía un artista novato, el nerviosismo se le notaba a kilómetros y más cuando decidió cortar una canción a la mitad por fallas técnicas, errores de principiante, nada del otro mundo. Pero la revelación de la noche fue Sixx Flaco, sus letras y propuesta es excelente, tiene una gran presencia en el escenario, calentó al público mientras esperábamos impacientes a que C. Tangana saliera a demostrar por que es el nuevo ídolo de España.
Llegó el momento y el protagonista de la noche comienza sin preámbulos con la canción que hizo voltear a la crítica y re-dignificó el trap “Lo hace conmigo”, con foro lleno y coreando cada una de sus canciones, C. Tangana convirtió una noche de jueves en un baile desenfrenado.
A pesar de que sus presentaciones son muy básicas y no recurre a ningún tipo de elemento visual, se adueña del escenario de tal forma que no puedes quitarle la vista de encima, su dinamismo y pila mantienen al público lleno de energía incluso en las rolas más suavecitas.
Antón no necesita de una gran producción para mantener cautivado, es un showman completo, interactúa, disfruta y contagia, es en el sentido estricto de la palabra un sinvergüenza, lo sabe y lo goza, se nota en un rostro que es consciente de la calidad de su música, conoce su talento y no buscar ser discreto, patalea, se burla, sonríe y reta a los espectadores; más que escuchar música, verlo en vivo es una experiencia de nihilismo, él es un artista consciente de sus capacidades, nosotros los consumidores y no hay más, no hay una misión que justifique lo que hace o lo que dice, no hay un propósito más allá que el de disfrutar lo que tenemos enfrente.
La pregunta ya no es si C. Tangana tiene talento, la pregunta es ¿cuál será la próxima meta que rompa?