Sabíamos que el regreso de Luis Miguel al Auditorio Telmex sería una experiencia inolvidable. Varios años habían pasado desde su última visita, sin embargo, en esta ocasión el cantante regresó con ánimos renovados, una gran actitud y la promesa de darlo todo en el escenario para complacer a sus fans, y así fue.
La cita era a las 9:00 de la noche, sin embargo tras varios minutos de retraso el reloj seguía corriendo y la gente no paraba de llegar. 9:45 pm y el movimiento entre los asistentes era tal que comencé a pensar que tal vez el retraso del artista se debía a que a pesar la hora, todavía había personas ingresando al recinto, esperando a ser acomodadas a sus lugares, otros tantos comprando bebidas y alimentos. Este es un punto que quiero resaltar porque me parece una falta de respeto, tanto para el artista como para la gente que llegó puntual, el llegar una hora tarde a cualquier evento.
Pasando de las 10:00 la gente comenzaba a molestarse, sonaban algunos chiflidos, aplausos, y quejas, pero minutos después por fin se atenuaron las luces, y un sencillo pero poderoso visual que mostraba la silueta de Luis Miguel en sus típicas poses aparecía cubriendo todo el escenario. Cayó la cortina y finalmente “El Sol” iluminó el entarimado del Auditorio Telmex, comenzaba el concierto y como arte de magia la molestia fue rápidamente desplazada por la emoción.
Algo es un hecho, sin importar su peculiar tono de bronceado, Luis Miguel posee una personalidad y gran experiencia en el escenario, un dominio total del recinto y de la audiencia, una energía inigualable y que no siempre se aprecia en un concierto. Su presencia es sumamente potente, al igual que su voz, que simplemente envuelve todo a su alrededor y como complemento el coro y los músicos que le acompañan hicieron que el setlist, que incluía más de 30 canciones se sintiera corto.
Los éxitos desfilaban uno tras de otro, coreados al únisono por un público que parecía hipnotizado por su voz y su carisma. Temas icónicos del cantante como Te Necesito, Por Debajo de la Mesa, Isabel o Cuando Calienta el Sol, provocaron gritos y euforia, se trata de canciones con las que crecimos y que se han ganado ya un lugar de honor en el cancionario mexicano.
Uno de los momentos más esperados de la noche llegó cuando el afamado Mariachi Vargas de Tecalitlán subió al escenario para erizarnos la piel, Por espacio de 35 minutos acompañaron al cantante, interpretando temas como llamarada, La Fiesta del Mariachi, Sabes una Cosa o La Bikina, mientras todo el mundo permanecía de pie.
Luis Miguel es un artista que debe verse al menos una vez en la vida, es un CANTANTE en toda la extensión de la palabra, un showman de calidad internacional.
Fotografías de Noé Blanco para Kä Volta
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