Se define como legendario a quien sobresale entre los de su género hasta tal punto que ha entrado a formar parte de la historia o se ha convertido en un modelo digno de imitar. Definitivamente es por eso que podemos atribuir este título a la banda alemana Scorpions, agrupación que mantiene vivo ese status de ser una de las bandas más grandes de todos los tiempos en su género, más de 50 años de carrera los respaldan y los alemanes, demostraron que su leyenda sigue más viva que nunca, dejando cuerpo y alma en Guadalajara.
Por Salvador González. Fotografías de Noé Blanco para Kä Volta
La cita pactada, la tarde era calurosa y a su vez nublada en el coloso de Obreros de Cananea (Auditorio Telmex), las inmediaciones comenzaban a llenarse y tomar color, de una manera muy especial como resulta siempre que una banda de legado se presente en escenario. Generaciones enteras, desde el abuelo hasta el nieto, enfundados en playeras negras y mucho ánimo para recibir a las estrellas del cielo de esta noche.
Scorpions, sale a cita de una manera impecable, un visual acapara las monumentales pantallas colocadas en el escenario del Auditorio, con apenas algunos minutos de retraso, suenan las primeras notas de “We Built This House”, del álbum Return to forever, y al grito de “Hola Guadalajara”, por parte de Klaus Meine, el cantante de la banda, el público tapatío subió los niveles de emoción por la estratosfera. La algarabía que presentaban los asistentes por apenas escuchar una frase en español de su ídolo de la noche, tocó sin lugar a dudas sus emociones de una calurosa manera.
La noche continuó llena de lapsos emotivos y experimentación, debido a que los alemanes explotaron su setlist de la forma que era debida, con canciones tanto de sus orígenes como de sus más recientes producciones, mientras que la velada se tornaba mucho más emotiva cuando apenas en los primeros temas suenan las notas de “The Zoo”, momento en el que se movieron las emociones de los seguidores presentes.
La cita continuaba con algunos temas variados de la banda alrededor su extensa discografía, pero el tema de la noche sin lugar a dudas llegó como un un soplido del viento; Wind Of change, fue la más aclamada y coreada por un Auditorio Telmex al borde de la explosión, tanto de emociones como por la enérgica presentación de la banda. Estos elementos que provocaron una sintonía entre los músicos, y su público hacían que los vientos del Telmex, fueran cálidos y frescos, aromáticos y poéticos. El foro entero hablaba un mismo idioma.
La emoción no menguaba, dentro de los momentos más memorables de la noche además de los éxitos que desfilaban sin control, fueron algunas palabras que Meine, y compañía dedicaron a sus fanáticos, relatando algunas de las anécdotas que ya en el pasado les había tocado vivir, hablando del carácter que se requería para forjar una carrera tan larga y tan bien acogida alrededor del mundo. Estas palabras dan pie a un solo de batería de casi 5 minutos por parte de Mikkey Dee que simplemente nos voló la cabeza.
Bajo los esperados acordes de Still Loving You y Rock You Like A Hurricane, sin duda los temas que provocaron mayor euforia, la audiencia ya no lograba distinguir realidad de fantasía. En este último tema Meine ondeaba a lo alto una bandera de México por todo el escenario, la noche terminaba, sin embargo la emoción seguramente vivirá en el corazón de quienes acudimos esa noche por muchos, muchos años más.