“Como un medio de contraste con lo sublime, lo grotesco es, en nuestra opinión, la fuente más rica que la naturaleza puede ofrecer.” – Víctor Hugo
Por Adolfo Bedoy, fotografías de Noé Blanco para Kä Volta
He de ser honesto, iniciar con esta entrega me cuesta algo de trabajo. No me refiero a la falta de recursos o elementos para ellos, mucho menos de motivos. Pero es verdad que hay varias ideas pululando en mí. Por un lado deseo hablarles de las grandes bandas que tuvimos el placer y dicha de tener en los oídos el pasado jueves 6 de septiembre; por otro, de los cambios de emoción, intensidad y calidad que tuvimos también que palmar como nuestros antes, durante y después del evento. Como la lluvia misma que emanaba del cielo esa noche que preveía una aventura a nuestras vidas. Con ustedes, Ne Obliviscaris.
Con tres bandas teloneras haciendo los honores en un Foro Independencia que empezaba poco a poco a ser el portal infernal que todos los metal heads preferían dicho día. Arrancando con la banda Ab Intus, un proyecto de death metal técnico de gran calibre, pero con un performance algo parco y nervioso a momentos. Una cosa es cierta, la música misma hizo que el espectador respondiera a ellos de la mejor manera. A continuación, la banda llamada Lvcille hizo entrada, con un despliegue de un sonido completamente diferente al anterior. Recalco el valor del proyecto, lo interesante del mismo, como ritmos bien elaborados o voces bien afinadas por decir algo, simplemente hizo cambiar radicalmente el viaje musical. Algunos lo recibieron cálidamente, otros prefirieron algo más. Por último, la banda Craven llegó al escenario, y nos llevó de vuelta a la rudeza rudimentaria pero ancestral del ritmo y los breakdowns, tan característicos en el buen deathcore que manejaron la mayor parte del tiempo, y con un toque de hermandad y barrio por parte de su vocalista, lo cual no pudo evitar pero recordarme a otra buena banda de por acá en GDL.
Finalmente hizo presencia la banda esperada proveniente desde Oceanía. Melbourne Australia nos brinda a Ne Obliviscaris (del latín “No Olvides”), que bien tiende a llamarse como metal extremo. Y es que manejar destiempos, cambios de intensidad y matices que brindan desde un violín, pasajes progresivos, hasta los solos asesinos y los riffs pesados de metal, las voces tan ya conocidas pero bien aprovechadas, y lograr un resultado así es sublime. Un enfrentamiento de historias llenas de expresión y movimiento.
El setlist lo comprueba. Con canciones como Intra Venus, Urn Pt. 1 y Eyre entre otras, la frescura y emoción nunca dejaron la sala. El público asistente derrochaba energía, entrega y gritos a cada final de pieza, otros bailando en algo parecido a slam o mosh, algunos más solamente haciendo uso del ya clásico head banging, toda una marca registrada para la ocasión. Y aunque no estuvimos exentos de algunos malestares durante esto, como problemas con equipo, el ambiente nunca cesó o menguó, por el contrario, siempre banda y audiencia procuró lo mejor de ellos. En resumen, toda historia se llena de momentos. No todos son iguales, como la gente que pasa en nuestra vida, pero eso mismo no da la posibilidad de apreciar los contrastes necesarios al vivir. Cambio y fuera.