Gabriel Román, conocido como “La Pinal”, es un transformista que desde los años sesenta se ha presentado en los mejores lugares nocturnos del país con espectáculos travesti. Una leyenda que hoy en día sigue viviendo para el show
Así como hubo una época dorada en el cine mexicano, podríamos decir que lo hubo en los show travestis o espectáculos de variedades. En la década de los sesenta comenzó a gestarse un movimiento por todo el país con transformistas. Personas que se vestían de mujer, imitaban a las divas de ese entonces, bailaban, cantaban y tenían la responsabilidad de hacer pasar una noche divertida a los asistentes de los club nocturnos.
Por: Roberto Hernández, @robsmx
Imágenes proporcionadas por Gabriel Román
Gabriel Román es una de estas personas. Tuvo la oportunidad de trabajar en icónicos espacios tapatíos como “Guadalajara de día, París de noche”, “Barbarella”, “Papillón” y “Sajhara”. En algunos de ellos incluso, tuvo la responsabilidad de crear los shows con los que cada noche, las personas quedaban asombradas frente al glamour y los bailes que se presentaban.
Conocido como “La Pinal”, debido al gran parecido que tenía con la actriz Silvia Pinal, fue como lo empezaron a ubicar dentro del mundo trasvesti. Platicar con Gabriel Román es hablar del lujo, de lo ostentoso, de marcas, de plumas, de show nocturno, de fiestas travestis de élite y de las divas que estaban al alcance de los espectadores, a través de sus imitaciones.
Su plática tiene un inherente histrionismo al hablar de lo que le apasiona, el espectáculo. A sus 74 años, sigue activo dirigiendo y dando shows nocturnos en el “Sajhara”, un lugar con más de 38 años de tradición travesti en Guadalajara.
Actualmente vive en una zona que, por muchos años, fue sede de la vida nocturna gay tapatía, de la calzada para allá. Donde las calles tienen nombres de números, donde las aceras se llenaban de trabajadoras sexuales al anochecer, donde el gran Mónica´s fue el refugio de miles personas. Hoy vive solo en una pequeña casa cerca de un museo militar. Las paredes tienen imagenes de divas como Marilyn Monroe y fotografías de su época dorada en el trasvestismo. Estar en la casa de Gabriel Román es respirar el olor a nostalgia que las lentejuelas, el maquillaje y las pelucas nos recrean de los años sesenta.
“Yo veo mi vida por etapas, por colores, como Dalí”, siempre habla con referencias icónicas del arte, entre pintores, escritores, actrices y cantantes. La plática tiene un halo de cotidianidad, como si hubiera convivido de cerca con ellas o ellos. “Tuve mi época hippie, cuando nos manifestamos en contra de la guerra de vietnam, cuando yo ni siquiera sabía dónde estaba Vietnam; mi época flamenca, cuando zapateaba y cantaba los dolores de las artistas españolas, y así he dividido mi vida por épocas. “
La personalidad de Gabriel Román refleja su dedicación al espectáculo; su vida la platica con mucho drama, hace pausas que generan tensión dramática, recrea situaciones, repite diálogos como lectura teatral, con sus manos materializa el movimiento de las plumas, que pasan volando justo enfrente de tus ojos mientras platica. Él mismo es el espectáculo.
Crecer gay en los años cincuenta
Pareciera que crecer y descubrirse gay en una sociedad de los años cincuenta, sería un proceso duro. Sin embargo, él nunca padeció discriminación o estigma por ser homosexual. “Y no es que lo ocultara, siempre he sido igual. Lo que pasa es que nunca estuve dentro del closet” dice él.
Prueba de ello es la primer pareja que tuvo a los 17 años. Un compañero de la escuela se mudó a vivir a su casa, ya que era de fuera de la ciudad. Para que no pagara renta, estuvo viviendo con él unos años. Lo curioso es que sus papás compraron una cama matrimonial para el cuarto, en lugar de dos individuales. Él lo considera como su salida del closet oficial y su primer novio.
Desde pequeño, Gabriel Román sentía atracción por hombres mayores, por los amigos de su papá; pero eso no impidió que tuviera varios encuentros con sus compañeros de la secundaria o incluso que tuviera novia, sólo por “vanidad” como dice él.
Gabriel Román no recuerda tener problema en expresarse de la manera en que quería, ya fuera de hombre o mujer. Hubo un tiempo antes de comenzar en el espectáculo que él y un amigo se vestían de mujer, por el simple hecho de salir a pasear y sentirse bellas mujeres.
La primera vez que se vistió de mujer, recuerda, fue un día que iba a ver una fiesta de “La Xóchitl”, por lo que Gabriel Román junto con su mejor amigo se vistieron de mujer, para recibirla en Orizaba, Veracruz. Lo hacían porque querían entrar en el grupo élite de la Xóchitl, y para eso tenías que vestirte de mujer.
Después lo comenzó a hacer por gusto. Lo hacía como un transgresión a la sociedad, incluso algunas veces gustaba de retar al destino. Junto con su mejor amigo se vestían de colegialas, falda a cuadros, blusa blanca y libros bajo el brazo. Recuerda que se ponían a charlar en algún público, solamente por el gusto de estar ahí, que las vieran y que pensaran que eran mujeres cisgénero. Nunca faltó el chico que se acercara en intentara coquetear con ellas, eso incluso aunque supieran que eran varones.
Siempre gustó de vestir como mujer elegante, fashion, chic, un estilo de top model, de andar recatada, y no enseñando tanto, como comúnmente se identificada a los transexuales de la época.
Una vez en una fiesta de Xóchitl, llegó con una falda larga negra de paño, una blusa blanca vaporosa de gasa, guantes y una pamela chica. Una fotógrafa famosa de la época, comienza a preguntar que quién era esa mujer tan elegante, hablando de Gabriel Román. “Es Pil, una famosa modelo, ¿no la conoces? Ven te la presento.” Le respondieron. La fotógrafa estaba enamorada de su imagen de mujer elegante. Hasta que alguien más le dijo que era travesti. Gabriel Román siempre gusto de vestir como modelo, y nunca ha mentido sobre que es un varón vestido de mujer.
Su estilo y glamour fueron reconocidos en el año 68, un año icónico y trascendental para México, como él lo menciona “… Sucedieron muchas cosas a nivel nacional e internacional: las olimpiadas, la revuelta de los estudiantes en varios países y yo, fui coronado Miss México 1968”.
Tercera llamada, comenzamos el show
En aquél tiempo, para Gabriel Román, el vestirse de mujer era un status de élite, al que pocos podían acceder. Había un personaje que representaba la opulencia, la extravagancia y lo top de la socialité en Ciudad de México, “La Xochitl”. Dueña de bares, amiga de políticos, artistas y personajes millonarios. Ella era quien surtía de chicas a los políticos. Las llamadas Call Girls, se reunían en el pent house de ella, se tomaban la copa y pasaban a los servicios requeridos.
La Xóchitl era famosa por las fiestas que organizaba. Donde los asistentes se vestían de mujeres por el gusto de expresarse y compartir con los demás. Estas fiestas eran asediadas por la socialité de la Ciudad de México. Sabían que acudirían, verían y convivirian con travestis, artistas, escritores, políticos, etc. “Sin embargo no todos podían entrar. Pura élite, por ejemplo Francis, nunca entró. Pero si Mitzi, porque era compadre de La Xóchitl, el inauguró ese penthouse.”
Samantha es otra mujer clave en la vida de Gabriel Román. Ella es una mujer transgénero que hace poco logró abrir el primer albergue de día para la tercera edad lgbt. Gracias a ella es que comienza a dar y vivir del show nocturno. Estaban próximos a abrir un lugar gay llamado D´Val y tenían planeado armar un show travesti, dado el arrastre que tenían en las fiestas de La Xóchitl. Samantha lo invita a ser miembro del primer grupo que se presentaría de manera regular en el lugar.
La invitación fue hecha un lunes y el lugar se inauguraría el mismo viernes. Gabriel Román, viviendo en su época flamenca, decidió llevar un guitarrista e interpretar los flamencos de Rocío Jurado. La sorpresa fue que al llegar, el espectáculo era solamente él. El lugar estaba llenísimo de famosos, artistas y gente de sociedad. Se agarró las faldas, se levantó el tocado y salió a entregarse al escenario. Su presentación fue un éxito, tanto que en poco tiempo conformaron el que fue el primer grupo de show travesti, “Les Femmes”, con Francis, Arturo, Sergio, entre otros integrantes.
La Pinal llega a su vida.
Justo en esta época del D´Val es donde, en afán de renovar el show flamenco que le había dado éxito, comienza a imitar a Estrellita, una cantante española que tenía canciones con más ritmo que los flamencos o rumba flamenca que interpretaba. Al salir al espectáculo, la gente le empieza decir que tenía un gran parecido con Silvia Pinal. Comenzaron a pedirle que imitara a Silvia Pinal. Gabriel Román había visto a Silvia Pinal años antes en su estreno en “Mame”, por lo que se sabía las canciones. Así que tomó la decisión de comenzarla a interpretar. Gabriel recuerda que conoció
a Silvia en un evento donde su amiga Samantha era la encargada de relaciones públicas. Recuerda la emoción de Silva al verlo y comentarle que él era la mejor imitación de ella. Con este comentario selló el mote que lo acompañaría de por vida, La Pinal.
Después del éxito en Ciudad de México, Les Femmes comienzan a hacer giras del show por todo México. Optaron por hacer temporadas en algunas ciudades clave, unos se fueron a Monterrey, otros a Veracruz y Gabriel Román se viene a Guadalajara, donde comienza su amor por la ciudad.
Gabriel Román recuerda que antes los espectáculos eran muy diferentes a lo que se vive hoy. En aquella época el objetivo de sus shows era contar chistes, imitar y hacer pasar un buen rato a los asistentes, de manera sana. Es por eso que Gabriel Román implora un réquiem por el espectáculo de variedades, “ahora todos dicen muchas groserías, ya no hay ese glamour, ya no hay ese espectáculo ensayado con bailarines; ahora se suben, jotean, dicen groserías y creen que eso es dar un show. Yo no llevaría a mi familia a ver ese tipo de espectáculo”.
Guadalajara lo atrapa
A finales de los setenta, él estaba haciendo una corta temporada en el bar “Guadalajara de día”, como parte de su gira con Les Femmes. Casi al terminar las presentaciones, lo invitaron a ser el responsable del espectáculo en el “Papillón”, un lugar de variedades que estaba frente al Hotel Carlton, abajo del condominio Guadalajara. Éxito rotundo. El empresario que lo trajo a Guadalajara, negoció para que estuviera el mismo tiempo en el show en “Papillón” y en el “Sajhara”, otro emblemático lugar de variedades que sigue abierto.
Mientras el éxito llega a su vida y una nueva ciudad lo acoge, Gabriel Román se enamora de alguien y ese alguien se enamora de él. Una noche en el “Guadalajara de día” estaba terminando de dar show, cuando un hombre comenzó a enviarle tragos, a coquetearle en la lejanía y a interesarse en él. Era un hombre que era bisexual y con hijos. Gabriel Román rememora que casi todos sus novios han tenido estas características, algo que le llama la atención porque nunca ha escondido que es un hombre vestido de mujer. Nunca ha mentido a nadie. Incluso siempre terminaban un show, lo hacían con la siguiente frase, para hacer evidente el trabajo artístico que se hacía ahí: “Lo que les traemos no es nada nuevo, el travesti data desde el teatro kabuki, en la época isabelina donde las mujeres no podían actuar y era un delito. Así que los hombres interpretaban los papeles de mujer. Por eso hoy aquí venimos hombres a dar un espectáculo para ustedes.” Mientras se quitaba la peluca al final del show.
El show travesti en Guadalajara
Mientras el amor y los shows llegaban a su vida, le toca iniciar el espectáculo travesti en Guadalajara de manera pública. Según cuenta Gabriel Román, antes de eso solamente se tenían espectáculos en los clubes privados. El “Sajhara”, por ejemplo, era un club privado que tenía socios y solo ellos podían tener acceso a los shows que llevaban. Espectáculos del estilo de Olga Breeskin, ficheras y vedettes de talla nacional e internacional.
En esos años ya existían lugares como el “Afro Casino”, donde presentaban espectáculos de variedades con hombres y mujeres, sin embargo el éxito de lugares como “Sajhara” y “Papillón” era que el espectáculo era interpretado por hombres vestidos e imitando a mujeres.
Para Gabriel Román era complicado encontrar actores o bailarines que quisieran imitar a mujeres en el show, “nadie quería ser travesti, era mal visto. Todos querían ser solamente bailarines, se pensaba que era denigrante el que salieran al escenario vestidos de mujer”, menciona él.
Con el tiempo, cierran el Papillón y Jessica Muriel, la primera mujer transgénero en México lo invita a trabajar en el lugar “París de Noche”, propiedad de La Comanche, la misma dueña del “Guadalajara de día”. En ese lugar, Gabriel Román y su grupo eran el espectáculo. Para ese entonces ya había creado su grupo con artistas locales, el cual se llamó Les Girls. Después de haber estado por un tiempo en “París de noche”, comenzó a trabajar en un lugar que él recuerda bellísimo y con una comida de gran calidad, El “Barbarella”. Estaba situado arriba del Mulbar en la calle Corona esquina con Morelos, en el centro de Guadalajara. Después comenzó a trabajar entre la ciudad de León y Guadalajara. Chuti Rodriguez lo invita a trabajar en el Antonios´, en León. Recuerda esa época llena de viajes en carretera, pero con llenos totales en ambos lugares que se presentaba.
Al mismo tiempo, otra leyenda estaba naciendo en Guadalajara, el “Mónica´s”. En esos años, Gabriel Román y otros daban show de manera clandestina y gratuita en un Mónica’s con apenas dos cuartos. El cansancio del trabajo intenso lo atrapó, y creyó que era tiempo de regresar a la Ciudad de México.
La historia que siguió fue otra completamente. Efraín, el dueño de Mónica´s le pidió que le ayudara unos meses con el espectáculo del lugar que estaba creciendo. Justo en esta época es cuando Guadalajara le vuelve a recordar que ha llegado para no irse. Se enamoró por segunda vez y decidió quedarse nuevamente.
El Mónica´s
A Gabriel Román le tocó iniciar el show desde que era un espacio pequeño, hasta cuando comenzaron a construir la parte más grande y fastuosa del lugar, donde se hizo un escenario adecuado para un espectáculo nocturno. Duró 16 años dirigiendo el show que se presentaba todos los fines de semana. Él fue testigo y responsable en parte de la leyenda que se gestó en la calle Álvaro Obregón, en la zona oriente de la ciudad.
Sin embargo, su labor dirigiendo shows nocturnos no se circunscribió solamente a Guadalajara. Llegó un momento en que tenía tres grupos presentándose en varios ciudades: Morelia, Acapulco y Guadalajara.
Monica´s se posicionó como un referente de la vida nocturna gay de Guadalajara. En México y en latinoamérica su nombre sonaba como referente de los lugares icónicos por visitar. Samantha, la amiga de Gabriel Román, fue pieza clave que contribuyó, entre muchas otras personas y factores, para posicionar el lugar. Ella era amiga de muchos artistas, por lo que los invitaba a presentarse en algunas ocasiones. En Monica´s estuvieron artistas de la talla de Lucha Villa, Laura León, Yuri e incluso Ocesa presentó una obra de teatro, por primera vez fuera de un foro formal.
Sus noches en Monica´s eran un deleite para él y para los asistentes. Sin embargo, el trabajo era mucho, el estrés lo azoraba día y noche, las responsabilidades crecían, y la presión lo ahorcó hasta que un día decidió dejar todo. El estrés le estaba cobrando factura, sufrió una despigmentación en la piel, de la cual aún quedan testigos en su cara.
Dejó Monica´s en uno de sus momentos de mayor auge y lucimiento, en el año 2002. Cedió la batuta a otra gran época del show nocturno en lugar con el Show de Lips, bajo la dirección de Ricky Lips. Gabriel Román priorizó su salud sobre el trabajo y el éxito. Sin embargo, a su salida, le ofrecen a dirigir el espectáculo de otro legendario lugar, “Sajhara”. El ritmo de trabajo sería menor y las condiciones las ponía él. Desde hace 16 años es el responsable de crear un show travesti para toda la familia. Un lugar en el que cualquier gay pueda llevar a su familia, que no haya tanta majadería y vulgaridades. Un show como los de antes, lleno de “lujo, esplendor y belleza”.
El show debe continuar
Rememorando sobre sus más de 40 años en el show nocturno, concluye que su mayor logro ha sido transmitir y enseñar lo que él ha aprendido. Lo ve como una manera de herencia para las nuevas generaciones. A su paso por tantos lugares y en tantas ciudades, ha tenido la oportunidad de formar y/o trabajar con grandes representantes del show nocturno actual como Juan Gabrielísimo, Roberto Espejo, Ricky lips, entre muchos otros que, incluso ya no trabajan en el país.
Gabriel Román ama Guadalajara, todos los días descubre algo nuevo, algo lo sorprende y se deja querer. Es la ciudad que lo ha acogido y le ha ayudado a bordar su nombre en las noches del espectáculo travesti, no solo de la ciudad, sino de todo el país.
“Como vas… así es la vida, hay que tomarla como va. Ya lo que pasó, pasó”. Así es como Gabriel Román ve la vida; ha vivido como ha querido, ha disfrutado el momento, las compañías, la comida, el vino, el vivir, los amantes, pero sobre todo el espectáculo de antaño.
Los tiempos han cambiado y él añora los espectáculos al estilo Francis: llenos de fastuosos vestuarios, coreografías, luces, plumas, etc. “Si viste un show de Francis, lo has visto todo. Lo que es de verdad un espectáculo travesti.” Y no solo es la nostalgia lo que se refleja en sus palabras, sino una necesidad que pocos lo continúan haciendo en la actualidad.
Para dejarlo a la posteridad, lo plasmó en un diálogo de una obra de teatro que escribió. “El show travesti ha muerto, ahora son como los oxxo, hay uno en cada esquina, prostituyéndose. Y las que hacen show, parece que agarraron el vestuario de un bote de basura, lo llaman moda urbana. Mierda. Quien toca un escenario es etérea, fabulosa, intocable, toda una artista. Ya murieron todas las grandes artistas, murieron con el espectáculo, la Monroe, la Montiel, Liza Minelli, Diana Ross… Requiem por el show.”
*Fotografías proporcionadas por Gabriel Román.