Quince años tuvieron que pasar para que el Ballet Nacional de Cuba volviera a territorio mexicano para presentar lo que para muchos, es la máxima representación del método cubano y que logró posicionarlos en el ámbito internacional de la danza: Giselle.
La técnica cubana se ha caracterizado por desarrollar la calidad interpretativa de sus bailarines, dotándolos no sólo de un amplio vocabulario técnico, sino también por la integración de disciplinas como la psicología, filosofía, además de la anatomía corporal, brindándoles un amplio bagaje emocional que les permite transmitirlo en cada una de sus interpretaciones. Esta noche en Conjunto Santander, los asistentes pudieron disfrutar de esta joya de la danza interpretada por el Ballet Nacional de Cuba.
Por: Ingrid Rosendo
Fotos: Carlos Rojo, @zaudare
Desde los primeros minutos se observaron elementos que mostraban la atención hacia los detalles de la compañía. Ante un escenario sencillo pero bien logrado, con una iluminación exquisita que envolvía y le daba profundidad a cada pieza, poco a poco fueron apareciendo los bailarines, con los cuales pudimos apreciar el excelente trabajo en el vestuario. Con una presencia sobresaliente, el cuerpo de baile fue uno de los elementos que más llamaron la atención por su destacada calidad interpretativa, mucha soltura y sobretodo, elegancia, precisión y armonía en sus movimientos, el cual fungió como un pilar para la narrativa de la historia.
La cereza del pastel llegó junto con los solistas del Ballet Nacional de Cuba. Giselle, interpretada por Anette Delgado, deleitó a los presentes en cada una des sus participaciones, dejando con la boca abierta al público en más de una ocasión, destacando unas variaciones que ejecutó en el primer movimiento, el control para girar en las Pirouttes y por su puesto, de los momentos que arrancaron suspiros cuando realizó una serie de Temps Levé en puntas. Por otra parte, Rafael Quenedit nos regaló una bellísima interpretación de Albrecht, Duque de Silesia, destacando la fortaleza y precisión en cada uno de sus giros y saltos.
Un elemento adicional que hubo en esta noche fue la participación de la Orquesta Sinfónica de la BUAP bajo la dirección del Mtro. Alberto Moreno Martínez. Es una realidad que contar con música en vivo siempre le agrega un toque especial a cualquier presentación, sin embargo, en esta ocasión se presentaron algunos pequeños detalles como ligeras desafinaciones, a destiempos o incluso en momentos parecía que iban más rápido o incluso más lento de lo normal, afortunadamente se lograron rescatar esos momentos y no pasó a mayores.
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