Low cost y fast fashion estos dos términos no se pueden separar, pero ¿sabes exactamente lo que significan?
En calidad de aficionados de la moda, nuestro objetivo es aclarar estos tipos de términos – low cost y fast fashion – para que cada uno pueda entender la industria de la moda y luego consumir con conciencia.
Por: Mathilde Birobin, @bouteillealamer_podcast
¿Qué significan estas dos palabras?
De acuerdo con el diccionario Dictionary.com, la fast fashion que se puede traducir por moda rápida es: una ropa de bajo precio que se comercializa rápidamente y copia las tendencias de moda creadas por marcas de lujo o pequeños diseñadores independientes.
El término low-cost o bajo costo significa: Que se puede comprar o adquirir a un costo relativamente bajo.
Entonces, la fast fashion está definitivamente vinculada al concepto de low-cost. Es una moda muy rápida, hecha para seguir las tendencias, que los amantes de la moda pueden comprar a bajo costo y que permite cambiar de guardarropa para cada temporada.
¿Cuáles son sus beneficios?
¿Sabías que, en medida, los mexicanos compraban 2,322 millones de prendas anualmente? A partir de la década de 1990, México se convirtió en un mercado muy rentable para las marcas de fast fashion. Es el país de América Central que gasta más dinero en el complejo español Inditex que posee Zara, Pull & Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius y Oysho. Hay que decir que entre los años 2006 y 2018 se construyeron 108 centros comerciales en la Ciudad de México que reúnen numerosas tiendas de fast fashion que generan beneficios enormes.
Para los presupuestos más bajos, la fast fashion fue una revolución. Con ella, los aficionados de la moda pueden cambiar de estilo y jugar con las ropas sin arruinarse. Permitió a cada uno de los ciudadanos vestirse de moda y sentirse confiados gracias a sus vestidos, sin tomar en cuenta sus clases sociales.
Las marcas de fast fashion tienen la costumbre de copiar las casas de lujo. Podemos por ejemplo citar H&M que se inspiró de las icónicas bolsas Dior Book Tote para su nueva colección.En Francia, estos son vendidos por 29,99€ (igual a más o menos $650 MXN) contra 2 600€ para la versión de la casa Dior (alrededor de $56,280 MXN). Con estos tipos de productos, cada uno puede crear un estilo a la punta de la moda inspirado en las marcas de lujo.
La industria de la fast fashion desarrolló la economía de numerosos países. Ya sea los productores como Bangladesh, China o los vendedores como los de Europa o de América, cada uno salió ganador de este mercado. O al menos, líderes empresariales y grandes grupos textiles como Inditex, el líder del mercado. Pero, ¿qué pasa con las personas que trabajan duro para estos grandes grupos industriales?
¿Cuáles son sus repercusiones?
El problema de esta nueva forma de consumir la moda es las repercusiones en el planeta y en los trabajadores que conciben las ropas.
Muchos son los reportes, periódicos o incluso influenciadores en las redes sociales que denuncian las prácticas de estas marcas de fast fashion.
En promedio, los trabajadores (que en mayor parte son mujeres) trabajan de 14 hasta 16 horas por día para un salario mucho menor. Como lo escribe GreenPeace : “la producción de las prendas se realiza en países que tienen condiciones laborales precarias, generalmente en el sur de Asia (…) incluido un salario mísero, representan un problema ético y un claro ejemplo de explotación, así como un atentado a los derechos humanos, en los que se encuentra también la explotación laboral infantil y el trabajo forzado.”
Esto se amplifica aún más con lo que llamamos ahora el ultra fast fashion con tiendas en línea como Boohoo, Pretty Little Things, SheIn, Zaful, etc. Por término medio, una ropa en SheIn cuesta $150 Mxn, pero se puede encontrar numerosos a más bajos precios. Estas empresas trabajan con empresarios y subcontratistas diversos que explotan trabajadores menores y adultos que son pagados por unidad sin protección social o consideración.
En lo que concierne al impacto ambiental, la industria de la fast fashion tiene un impacto gravísimo en el planeta. Como lo escribe GreenPeace : “la producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global, el equivalente a lo que libera la Unión Europea por sí sola.” Se estima que el 73 % de la ropa que se produce cada año termina incinerada o en vertederos, lo que contribuye a la contaminación del suelo y del aire. Los colorantes, productos químicos y otras substancias utilizadas para la fabricación de estas ropas contaminan también las aguas que alimentan directamente los pueblos vecinos de las fábricas.
Si la industria continúa como es ahora, para 2050 el consumo de petróleo se triplicaría a 300 millones de toneladas para producir ropa.
Hoy hablamos de la slow fashion
La problemática principal de la fast fashion es: saciar la necesidad constante de consumismo en este mundo capitalista y mundializado. Es muy difícil para una pequeña marca hacerse una plaza en este mundo. Con el colapso ambiental actual, una nueva tendencia de consumismo emerge.
Numerosas personas toman conciencia del problema y quieren consumir sustentablemente. Es por esa razón que algunas marcas tomaron el camino de la slow fashion, que significa : Crea ropa por encargo, sin tener grandes stocks, con materias primas respetuosas con el medio ambiente, compensación justa para los trabajadores y menor impacto ambiental. La slow fashion es también comprar de segunda mano, crear sus propias ropas o hacer “upcycling” es decir, reinventar ropas a partir de antiguas piezas. Por supuesto, esto supone tener algunas habilidades con las máquinas de coser.
Low cost y fast fashion o bajo costo y moda rápida tienen un impacto colosal en el mundo y esto se puede cambiar si decidimos consumir de una nueva manera, con más conciencia ecológica y humana. | #KaVolta 🖤