«Te juro Dios que no lo vuelvo a hacer»
¡Eso lo dijiste hace como diez ligues y sigues repitiendo el mismo estúpido error!
Estás ahí acostada en la cama con la rosa solución en una mano y el teléfono desbloqueado con la aplicación abierta en la otra repasando «Los días azules, los días amarillos y los temidos verdes» rogándole a Dios, dioses, santos, ángeles y arcángeles, vírgenes y demás deidades en las que en tu sano juicio no crees, pero en momentos como este estás dispuesta a creer hasta en la virgen del comal y en las figuras que se forman en el techo si lo miras fijamente.
«Por amor» lo hiciste por amor, por calentura y por pura babosa que eres. En primer lugar el amor no se encuentra en dos acostones y menos sin protección. Tú no quieres hijos, ni parejas que parezcan tus hijos, ¿entonces? Recuerdas que en tu adolescencia pensabas que el hombre ideal sería aquel del que te embarazaras, ríes apenada, pero bueno eras joven y estúpida. Hoy sólo te quedó la estupidez de aquellos años porque sabes perfectamente que ninguno de los hombres con los que te has acostado sería el «bueno» a menos que sea bueno para nada porque a veces ni el acto entero lo aguantan como se debe. Ahí están los que se asustan, los que se lucen o lo intentan, los que de plano mejor que platiquen y los que ni mencionar.
En esa cama en la que quieres hundirte como en peli de terror te das cuenta que el verdadero terror no es tener un mal novio/ligue/un once in a life time; nooo, el verdadero terror es que deliberadamente elijas a un mal padre para tu posible hijo/hija/hije. Eres mujer, la que gesta y gestiona el tema reproductivo, así es, se te ahoga la respiración al sentir en todo tu cuerpo la responsabilidad que es escoger al padre de tus posibles hijos/hijas/hijes.
¡GOOOOOOOOEY! Todo este tiempo pensaste que solo era sexo, mal sexo, peor sexo, pero sexo y no es así. Por purita suerte o infertilidad no declarada, no sabemos, pero como sea no te has embarazado; es decir, no has tenido que lidiar con ninguna culpa por haber elegido al ya típico mal padre de una criatura inocente. Cierras los ojos y te imaginas qué tal que Mr. Fast hubiera sido el padre de tu posible hijo, no te pases de lanza, ese tipo era el más rápido de Precozlandia. Por fortuna Mr. Fast se terminó tan rápido como se vino. Sin embargo, la suerte no dura para siempre y no vas a jugar la tuya repasando otra vez los días fértiles, no fértiles y posiblemente fértiles de la aplicación.
Hay cosas que una como mujer puede y debe perdonarse para seguir adelante con su vida. Un mal amor, bueno ni modo. Un mal amante, uno más. Una ilusión/proyecto fracasado, ¿qué le va a una hacer? Pero elegir conscientemente al mal tipo/padre de un hijo/hija/hije sabes bien que eso no te lo perdonarías jamás.
La rosa solución traerá los desastres hormonales correspondientes. Llorarás por los rincones cual muñeca fea, te sentirás estúpida (más) volverás a tu acnienta pubertad por algunos días, semanas maybe y para cuando el rave hormonal pase te sentirás libre de toda culpa.
Habrás restado al mundo, tu mundo, de una responsabilidad a la que no estabas dispuesta y sumarás a tu experiencia que:
1.- La protección va más allá de persignarte.
2.- La rosa solución es una solución de emergencia y aunque tiene el tamaño de una menta, no lo es. Be careful.
3.- Es la última vez, neta, la última que la echas a pelo.
Y a la una, a las dos y a las… traga. 💊
¡Bonito fiiiiiiiiin!
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