Por: Sara Azulvide
Debemos prestar atención a algunos aspectos en particular respecto a la historia de SOLBEN (Soluciones en Bioenergía) y su fundador, Daniel Gómez Iñiguez, que aconseja a jóvenes y no tan jóvenes en el arte de emprender.
Ponencia “El Arte de Emprender” de Daniel Gómez Iñiguez, Escenario “Tierra” #Emprendedores
Daniel fue estudiante de una institución privada, una de las más importantes en el país (ITESM) por si “privada” no fuera suficiente, y se acercó a una multitud que, en su mayorìa, integra al gremio estudiantil para hablar sobre emprendimiento. Emprendimiento desde su más personal punto de vista, acto que se agradece infinitamente. Más considero, como estudiante y como emprendedora frustrada, que dejó pasar por alto muchos aspectos importantes que tomaron un papel importante en su anécdota de éxito.
No es necesario hacer suposiciones, la certidumbre la patrocinó él cuando mencionó esporádicamente algunos de sus conocidos: “…y créanme, tengo contactos que se relacionan con muchos políticos”, dijo cuando se refirió a su experiencia tratando de conseguir financiamiento del poder ejecutivo nacional para su empresa de biodiesel. No es fácil, ni para el junior estudioso que le echa todos los kilos de constancia a su proyecto, conseguir que alguien crea en ti, pero desenvolverte en un mar de contactos y personas medianamente acomodadas económicamente siempre ayuda.
Nuestro ponente emprendedor describe su trayectoria empresarial como una serie de eventos afortunados que se presentan en su vida por su marcada insistencia. ¿Es que en México no existen más necios? ¿Acaso la perseverancia es una cualidad que se reduce a los regiomontanos bien educados y buena onda? No lo creo.
Existen al menos dos posibles razones por las que Daniel ha conseguido consagrar sus logros hasta el momento: la primera es que este sujeto es de lo más simpático y, según sus propias declaraciones, ha navegado el ambiente político y de negocios; lo hizo inclusive antes de adentrarse como protagonista, por consiguiente, sabe qué p*do. Por otro lado reparemos un poco más en su oferta: biodiesel, ¿por qué resultaría atractiva? Independiente al modo en que se presenta la propuesta, a la forma en que te vende la idea de un combustible autosustentable, de un mundo mejor, de una solución a la sobreexplotación petrolera (y en todas las anteriores tiene casi el cien por ciento de razón), el atractivo de su producto radica en que le otorga autonomía a las empresas. Les brinda la oportunidad de ser productores y no depender de un proveedor, ¿quienes son sus clientes? Pues no lo sé, ¿quiénes consumen combustible? Sí, exacto, el terreno es un mar de peces potenciales.
Ser emprendedor no sólo consiste en el deseo inconmensurable de despegar tu proyecto, de que estés día y noche acosando a Conacyt o a la industria privada. El emprendedor de hoy necesita más preparación que la técnica. Necesitaría no sólo crear, no sólo producir, necesitaría embarrarse en el lodo mercantil, bursátil, empresarial, político, burocrático y un sinfín de dolorosas, pero efectivas, prácticas que parecen funcionarle a todos los entusiastas que decidieron ir más allá de su taller. Si eres emprendedor, no está de más sumarle una sonrisa y un excelente discurso a tu producto, no está de más desempolvarte de tus prejuicios morales y tu ética; no siempre los vas necesitar.