Diego Ramón Jiménez Salazar, es un cantante de flamenco, nacido en el seno de una familia cantante y gitana aunque naturalizado dominicano, pero como El Cigala nació para brillar en los escenarios.
Por Joanna Rubio
Su nombre real no era Diego ni su apellido Cigala, fue en el lejano 1968 fue registrado con el nombre de Ramón Jiménez Salazar, pero en la pila bautismal hubo una disputa familiar que acabó con nombrando al niño Diego, pero nunca sus papeles oficiales dirían así, el apodo de El Cigala le quedó años después por influencia de otros músicos. Su tío el famoso cantaor Rafael Merina, desde niño le inculcó el amor por el flamenco lo que lo llevó a sus cortos 12 años a ganar un concurso como la mejor voz en todo Gatefe, su comunidad natal al sur de Madrid.
Para hablar del Cigala, no puedo remontarme únicamente a su larga trayectoria, que desde 1998 ha grabado 10 discos de estudio y dos álbumes de estudio, ni por sus múltiples reconocimientos, sino por la impresión que deja su música en quien la escucha.
Escuchar el álbum de este cantaor es una viaje lírico del flamenco más clásico, con toques de salsa, tango y jazz, las letras nos desnudan frente a la cadencia de los versos, más que flamenco, estamos siendo testigos del paso de la historia en un género que ha representando lo mejor de España en el mundo.
Ahora El Cigala regresa a México a presentar su más reciente producción Indestructible, que a diferencia de sus trabajos anteriores, deja la melancolía a un lago para presentar cantos alegres y despiertos, que lejos del flamenco al que nos tenía acostumbrados, nos presenta a un cigala que se enamoró del son cubano. Pero además no regresa sólo, sino que se hace acompañar de otra talentosa voz, ni más ni menos que de la leyenda de la música cubana Omara Portuondo en un show que rendirá tributo a lo mejor del flamenco y el bolero.