The Rasmus, la banda finlandesa que toca tierras tapatías por tercera vez para complacer a todos los fanáticos que crecieron escuchando In the Shadows y hoy sus corazones laten fuerte al ver el video de I’m a Mess, dentro de la última producción de este cuarteto.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Lauri y Aki, integrantes de la banda que se presentará el primero de junio en el Teatro Estudio Cavaret. Nos hablaron de su trayectoria, de algunos de los momentos más especiales en sus giras y de las diferencias culturales entre sus orígenes nórdicos y la tropical Latinoamérica.
“México es muy especial para nosotros”, nos dice Lauri cuando le preguntamos cómo se sienten tocando tan lejos de casa. “De hecho actualmente estamos en un descanso de giras, trabajando en el próximo álbum. Pero cuando el mánager nos propuso los toquines en México, sin dudarlo aceptamos, deberíamos venir mucho más seguido.”
Son veinte años ya desde que el primer disco de The Rasmus (Peep) vio la luz. Y México, como muchos otros países, se encariñó con ellos desde el icónico “Dead Letters”. Muchos de los que hoy forman su club de fans, crecieron con su música, haciendo los temas de la banda su soundtrack en momentos que cruzaban la adolescencia, sobre todo.
“Sobre la diferencia entre el público mexicano y el finlandés o escandinavo… No diría que son opuestos, pero sí muy lejanos. Allá la gente es muy tímida, muy reservada; no suelen mostrar sus sentimientos. Y aquí, la gente quiere abrazar y besar a todo mundo. Es algo a lo que nos acostumbramos rápidamente”, bromea Aki, baterista de The Rasmus desde el ’98.
Viniendo de tan lejos, nos preguntamos qué tanto del folklor finlandés existe debajo de las capas de rock que escuchamos a lo largo de la trayectoria de The Rasmus.
“Claro, todo finlandés conoce del kábala (el árbol de la vida) que es el corazón de las creencias nórdicas; nos lo enseñan en la escuela, y forma parte de nuestras vidas. Así como ustedes viven con la historia de los mayas, otras culturas, el mariachi. Tenemos nuestra música tradicional también, que se tocaba en todas partes cuando éramos niños, y claro que forman parte de lo que ahora es nuestra música”, explica Lauri, “esas melodías y esas emociones están en el sonido de The Rasmus”.
“La música nórdica es melancólica y triste, no es para nada como el mariachi [ríe Aki]”
A esto Lauri agrega: “técnicamente es muy estructurada, opuesto al blues, donde hay improvisación.”
Enfocándonos más en la carrera de los músicos, les pedimos que describieran la evolución de la banda a lo largo de veintidós años de trabajar juntos.
“Ha sido otra vida, lo que es una locura [risas], y en esa vida hemos viajado juntos, conocido nuevos lugares, nuevas personas, hemos tenido buenas experiencias y por supuesto malas también. Nos hemos mantenido juntos, como hermanos a través de esos momentos. Todo eso ha sido escrito y traducido en nuestra música, todas las historias forman parte de ese diario que es The Rasmus.”
“La música ha ido cambiado a lo largo de los álbumes, y es algo que nosotros buscamos: experimentar, explorar. Y sí, a veces cometerás errores, pero… eso es la vida. Es la única manera de aprender a escribir y a hacer bien las cosas: explorando y no teniendo miedo” -Lauri.
Entre ir de gira y escribir nuevas canciones, ¿qué disfrutan más los Rasmus?
“Ambos” -dice Lauri- “escribir te da la adrenalina de comenzar algo nuevo y son ciclos. Y todo el momento estás expuesto a lo que sucede alrededor, y eso es lo que se convertirá en la siguiente canción.”
Preguntamos sobre el clímax de los conciertos, si había una canción en especial que fuera su favorita para tocar en el escenario.
Aki nos responde: “Hay algo muy especial que hacemos ahora en los conciertos, que es meter un set acústico a la mitad del show, es un momento muy íntimo, en el que podemos escuchar a la gente cantar con nosotros; lo haremos también aquí en Guadalajara. …y por supuesto que cuando tocamos In the Shadows, la gente se vuelve loca, se siente la energía en el aire.”
Lauri agregó: “Pero claro que también en estadios grandes. En el estadio en Perú estaba cantando Funeral Song, yo solo, con las cuerdas, frente a 50,000 personas. Y… te sientes como un Dios. Por lo que te diría que más que las canciones, son los momentos y la magia de la conexión con el público.
Con todas las presentaciones en vivo que tienen, deberán tener algún ritual de preparación para los conciertos, algo que muestre su compromiso con sus fans y su curiosidad mientras viajan alrededor del mundo.
“Más que un ritual, nos encanta conocer más la ciudad donde tocaremos. Ya sabes, salir, conocer la cultura local, queremos ir a Tequila, aunque probablemente sería o el concierto o ir a Tequila [ríen], pero bueno, tal vez mañana, tenemos tres días para explorar Guadalajara. Solemos estar ocupados, pero ahora tenemos mucho tiempo aquí para conocer a la gente, probar la comida, probar la Torta Ahogada.”
Finalmente, les pedimos que nos dijeran cómo se mantienen actualizados musicalmente, cómo se retan día a día en cuanto a su técnica y sus ideas musicales.
“Es un reto todo el tiempo. La industria musical y la escena musical está cambiando todo el tiempo. Hoy en día no somos la música que está de moda, es difícil escuchar rock en el radio”, dice Lauri, “tienes que pelear por un posicionamiento. Nosotros lo hacemos saliendo de gira.”
“Me gusta explorar música nueva, música diferente. Me gusta Weekend, por ejemplo, que es una banda muy diferente a la nuestra, tienen una vibra oscura que me encanta de ellos.”
“Creo que en vez de cerrarnos, deberíamos abrirnos a las propuestas musicales nuevas.”
Así terminamos una agradable charla con una banda que ha golpeado fuerte desde los países nórdicos a todo el mundo. Con una propuesta visual diferente, que -ya premiada- se ha mostrado radical y abierta a la experimentación. Y su propuesta sonora, un sello distintivo que cae en sus letras oscuras y una tesitura de alto rango vocal. The Rasmus cumple ya veintidós años de estar juntos y el primero de junio celebrarán con sus fans que ya los esperan desde hace tiempo.