/Adiós/
queda la bestia rota en imágenes de espejo y ciudad.
Todos estos poemas parecieran el canto de una soledad desesperada, a veces se torna oscuro, a veces se torna más armónico, pero pareciera que está siempre bajo un cielo nublado. Ese es el ambiente que impera en el libro.
Los poemas van de describir un espacio que no podemos tocar y luego se tornan en una carta de amor a la poesía y al poema mismo que a veces toma su propia identidad más allá de las páginas, porque relatan, porque tratan de ser detallados, porque están buscando algo, como si estuviéramos leyendo un río.
Quisiera adjetivar esto como fragante pero insolente a la vez. Acá no hay rimbombancias ni lugares comunes, lo que le da un ambiente de calma, muy natural y rústico.
En fin, un poema que se rompe
Como un hilo
Como espejo
Como estrellas
Como puta en medio de la noche
La composición del poemario es sencilla pero es lo suficientemente fuerte para lanzar el tipo de versos que te dejan tambaleando. Hay poco espacio entre la temática que aborda Víctor Villalobos, sin embargo el juego de escenas, de silencios, de dolores, de soledad y de música (Víctor alude mucho a canciones que se tornan parte importante de la transición entre los poemas, sobre todo canciones de Radiohead, muchas de las cuales titulan ciertos poemas).
No pude evitar sentir algo oscuro dentro de la poesía de Víctor, hay una gran cantidad de asombros, del acto elástico de nombrar lo que duele, lo que se lleva adentro. Las cruces que estamos cargando.
Víctor las enuncia.
Este libro puedes encontrarlo en la editorial Libros Invisibles