Encantación Inducida
(DEFINICIÓN POR MÍ)
Es cuando una persona ejecuta la acción de encantar (conscientemente, aunque diga que no se da cuenta) y hace uso de sus aptitudes y actitudes para concretarlo, porque de otra manera son chaquetas mentales.
No todo el tiempo salen las cosas como quiero y tampoco sé cuando puedo llegar a querer-querer de quédate otros ratos más– algo que jamás imaginé.
Hace unos meses empecé a conocer a un chavo, diario me mandaba mensajes, a primera hora, a medio día y platicábamos bastante por Whatsapp. Al principio me parecía raro tanto mensaje y terminé por adorar esos mensajes. Desde que tuve la primera conversación con él hubo un click inmediato, como si ya lo conociera y eso ayudó mucho a que yo me animará a salir con él.
Un par de citas y el encanto sucedió, me tomó por sorpresa. Yo no tenía ninguna intención ni expectativa, todo lo contrario y sin esperarlo la hubo con el trato diario (mensajes todo el día); el bato de ser un date, me gustó como para “quédate otro rato más”. Me gustó en todos los aspectos, inteligencia, físico, profesional, hasta su lado retorcido me parecía atractivo.
Uno no sabe quien va a venir a sacudirnos y mucho menos en tan poco tiempo (aun me sorprendo) y eso me pasó con él. Y como habrán visto en mi título, él y yo dejamos de coincidir, ya no era lo mismo él hacía mí y yo después quise estar más con él pero poco a poco se fue alejando y yo quedé como en el juego de encantados, encantada. Di tiempo y espacio a que “se acomodaran los tiempos y las ganas” pero no había más, y de un trastazo me devolvieron a la realidad.
Cuando alguien te gusta mucho, es difícil que de la noche a la mañana deje de hacerlo, pero hay atajos que ayudan a salir de esa gustación.
Mis auto consejos de cómo desencantarse al que no le encantas y no mentarle nada.
No niego que al principio me caló el que no se dieron las cosas como quise, sin embargo el susodicho (y quien sea) no tiene la culpa, pues ni yo esperaba que él tuviera ese efecto en mí, y esto lo aplico para muchas situaciones de mi vida ya que los demás actúan también según sus deseos y necesidades.
Mucho de lo que he aprendido es a tener muy en claro que nadie es responsable de lo que a mí me gusta, anhele ni de mis expectativas, que hay una línea entre lo que yo quiero y lo que realmente es (hablo en parámetros sanos de relaciones personales), no es malo desear algo, pero el no tenerlo no me hace sentir ofendida – como algunos se sienten cuando no se arma la machaca con alguien – aunque ¡auch! -además también me ha tocado estar del otro lado y no es chido-
NO EXIGIR o RECLAMAR, se toma lo que hay y no se puede exigir lo que la otra persona quiera dar, pues eso ya rompe con la espontaneidad del trato, en vez pedir hay que ofrecer. Es bueno aclarar puntos y quitar dudas, si la otra parte esta abierta a ello, he comprobado que exigir es innecesario en muchas situaciones, es desgastante y egoísta. En vez de reclamar hay que expresar lo que uno piensa y/o siente, preguntar y esto será siempre más sano que exigir explicaciones, gestos y conductas. Y esto es básico para desencantarse ya que para mí algo que es forzado pierde el encanto.
SI NO TE DA LO QUE QUIERES, ENTONCES NO ES LO QUE QUIERES. Es aquí donde muchos nos hacemos pelotas y nos confundimos pero tiene una lógica sencilla que rompe con las chaquetas mentales, a echarle coco.
CERRAR LA PUERTA*, a alguien que te gusta no quiere decir que después no la volverá abrir, si quiere y quieres, las puertas se cierran y se abren (comentario que me dio una doña) la cosa es no quedarse encantado, hay que moverse. No se siente chido cerrar la puerta pero mientras te desencantas es lo mejor, creo :/.
*Cerrar la puerta ayuda a no esperar y decir: “¿gustas pasar?…………”
Desencantarse no es fácil, pero la encantación no dura mucho si no está el encantador. Así que ¿quién quiere jugar a los encantados? #OkNot