“Me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo.” – Mario Benedetti
Cuando me enamoro de lo que veo no sé si al objeto le otorgo la virtud de la belleza o si la belleza me otorga la virtud de verla.
El señor “mirón” tiene la culpa
Para comenzar a relatar mi escrito sobre la mirada, les contaré mis motivos y como mi alrededor se ha vuelto un borrador con algunos trazos que me han servido de materia para crear otras cosas. Y fue así que el otro día iba en el camión y vi como un señor que estaba sentado en un asiento lateral del mismo, miraba fijamente a una señora que pidió la parada y esperaba tras la puerta para poder bajar. Al parecer ella no se percató o decidió ignorar el atrevimiento de este señor que parecía que con la mirada quería entrar a la vida personal de ella y ver que es lo que la señora había desayunado en la mañana y que es lo que pensaba hacer de comer en la tarde. No la miró lascivamente sino con cierta desfachatez de no importarle dejarse ver que estaba viendo a esta señora casi de frente.
Esta imagen logró que empezara a crearme e imaginar historias sobre la mirada, y de como puedo irrumpir en el mundo del otro y puedo llegar a romper su privacidad, por ejemplo si el otro día me hubiera quedado dos segundos más tratando de adivinar como es la vida del chico guapo que estaba sentado en el rincón del café, y que traía una bufanda roja y esta de repente se convirtió para mí en la capa de Superman, quizá él se hubiese percatado y pudo salir volando con la ayuda de su capa roja por que a Superman no le gusta ser visto. Y entendí – bueno, ya lo sabía pero el señor en el camión me inspiró a que escribiese sobre esto – que la mirada es mucho más que un par de ojos enfocando a un panorama u objeto para estar alerta de por donde vamos, sino que la mirada tiene la virtud de querer indagar lo que la mente se cuestiona, cómo si al fijar en algún punto la mirada se pudiera tener alguna respuesta callada, y lo curioso es que a veces la hay, y para esto se tiene que haber visto mucho para reconocer que es lo que sucederá. Es como tener algo de detective tipo a la Sherlock Holmes, la secuencia de ciertos eventos, signos, o lo que sea, dan ciertas posibilidades para algunas respuestas.
La mirada como inspiración
La mirada también me puede llevar a otros mundos imaginarios – no me desagradaría que Superman me lleve a otro planeta pero mientras tanto…- si algo logra captar mi atención creo una imagen interior y la transformo, por ejemplo el otro día caminaba por el Paseo Chapultepec y al ver el piso me imaginé que allí se podía jugar a tretris, este juego noventero que algunos recordarán, y entre más volteaba a ver a mi alrededor hallé más imágenes y de éstas también creaba pequeñas historias. Puedo decir que me dejé fluir ese rato en la calle por lo que mi mirada “quiso ver”. De esa caminata por El paseo Chapultepec, y de cargarme de imágenes en movimiento, quise iniciar hacer micro cuentos urbanos, para esto tengo que tomar fotos y de allí inventarme purititos cuentos. También me ha servido para muchas otras cosas la mirada ya que en caso de olvidar mi cámara, guardo en mi memoria (o sea mi cerebro) las imágenes que quiero recordar, lamentablemente también se guardan las desagradables, aunque no quiera.
Es así que estos días mis ojos se han dejado cautivar por lo habitual y cotidiano con más encanto. He visto otras miradas para entender su poder, y como es que de repente se puede entrar al mundo de otra persona, crear otras historias, dibujos, poemas, canciones, etc. Me pregunto… ustedes que poseen una mirada ¿que ven cuando ven?